Parte 1:
Cálido,
suave, aromático.
Estaba
abrazando algo, fuera lo que fuese. A pesar de todo, era una mañana
inusualmente agradable.
Abrí
lentamente los ojos y vi la hoguera apagada, el suelo estaba ennegrecido a su
alrededor. Traté de recordar lo que había pasado la noche anterior, pero no
podía recordar nada. ¿Algo sobre una
bruja?
—Zzz… Un sonido vino de lo que estaba
abrazando. Oh, la bruja. Pensé aún
soñoliento.
—Ma… estro…
—Eh… ¡¿Qué–?!
Me desperté
al instante. Algo pasó "gueh" como una rana aplastada cuando me puse
de pie. Mirando hacia arriba, vi a la bruja, Zero, vestida con ropas que no
eran más que trapos. Ella había salido volando por mi repentino movimiento, y
ahora estaba tumbada en el suelo, todavía como un cadáver. Ya no estaba tapada por
su capucha, que había caído a un lado, su insoportablemente hermoso rostro
estaba iluminado por la luz del sol.
Parecía que
para los seres humanos, una vez que se alcanzó un cierto grado de belleza, los
conceptos de edad y género ya no se aplican. En cuanto a Zero, que parecía poco
sexual, poseía la inocencia de una niña y el encanto de una prostituta. De
cualquier manera, me inquietaba.
—¡¿Qué… qué estás haciendo?!
Zero abrió
ligeramente sus ojos azules y comenzó a moverse inquieta como si estuviera
buscando algo, con una mirada de disgusto en su rostro.
—Pieeel…
— ¿–EH?
—Mucho frio… mi piel… cabeza… tan
suave y esponjosa…
—¡Despierta! —Le grite, golpeando su cabeza.
—¡Gah! —Zero saltó sorprendida.
—¡O… ow! ¡¿Por qué tenías que
pegarme?! ¡¿Solo estaba durmiendo?!
—Sacas problemas de todas partes,
¿huh? ¿Qué estabas haciendo mientras dormías?
—¿Qué… estaba haciendo?
Zero repitió
atontada mi pregunta frotando suavemente su cabeza.
—Um… si no me equivoco, estaba
durmiendo en tu manto, enterrada en tu pelaje.
—¿Por qué contestas tan
tranquilamente…? ¡Te estoy regañando! ¡Discúlpate una vez que lo entiendas!
—No empieces el día libre gritando
con una mirada tan enfurecida, vas a asustar a los animales. De todas formas,
¿Por qué estás tan enojado?
*Bostezo* Ella abrió ampliamente la boca y
bostezó. Zero entrecerró los ojos como si la luz del sol fuera demasiado
brillante y alegremente volvió a colocarse la capucha. Ocultaba la parte
superior de su cara y estaba pasada de moda– por no hablar de sospechosa, pero
finalmente me sentí a gusto después de que lo hiciera. El atractivo extremo era
venenoso para mis ojos.
—¿Te molestó mi intrusión en tu
espacio personal? Es inevitable, ya que tienes mucho pelo, y como podrás ver,
mi piel no me protege muy bien del frío. ¿A menos que quieras que me congele
mientras duermes cómodamente tú solo?
—Pero, ya sabes, yo no elegí tener un
abrigo de piel…
—La cuestión no trata sobre si
elegiste o no, trata de cómo no estas afectado por el frio. Además, no
encuentras esta experiencia desagradable, ¿Verdad?
Su boca estaba
grabada en una delgada sonrisa. Pensé en lo suave, cálido y fragante que había
sentido cuando desperté, y la protesta se me quedo atascada en la garganta.
Como si hubiera leído mis pensamientos, asintió con satisfacción.
—Es frío y solitario dormir sola, así
que ya que somos dos tiene sentido dormir juntos. Y sobre todo, tú pudiste dormir
con alguien tan exquisita como yo. Yo diría que tendrías que estar agradecido y
no enfadado.
—En serio te has llamado tú misma
exquisita…
—El hecho sigue siendo que eres
resistente al frio. —Repitió
sus anteriores palabras con una expresión de triunfo.
—¿Las brujas carecen de modestia,
timidez o algo por el estilo...? —Dije con cansancio.
—Alguien con esas cualidades no
podría hacer los deberes de una bruja. ¿Qué, te has enamorado de mí? —Dijo ella con una voz extraña, casi
alegre.
—¡¡No!! —Lo
negué de inmediato.
Probablemente,
no, definitivamente.
—Ugh, que aburrido. —Dijo la bruja con un tono de
aburrimiento.
—Entonces... bueno, en realidad no
importa, ¿verdad? Está bien si también piensas en mí como un objeto inanimado.
Serás mi cama, y seré tu almohada de abrazo. De esa manera, ambos nos
beneficiaremos. Me alegro de haber llegado a un acuerdo.
—¡No asumas que estoy de acuerdo con
eso! Yo–
—Eres mi mercenario– ¿No es así? Un
mercenario debe obedecer a su contratista.
Ella estaba
en lo cierto, pero de solo pensar en abrazar a una belleza todas las noches, me
pone más tenso que alegre.
Nota Hermit: Ya saben a qué se refiere con lo de “tenso”( ͡° ͜ʖ ͡°)
Como si quisiera romper el silencio, el estómago de Zero gruño.
—Mercenario… tengo
hambre.
Se relajó la tensión de mis hombros al ver como ella me miraba.
Discutir parecía tonto cuando mi oponente estaba en un estado como este.
Tenía algunos pájaros que cace anoche...
—¿Te parece
bien pájaro asaco con sal?
Zero solo sonrió indiferente y me molestó para que me diera prisa.
•••••
—Yo pretendía
cazar brujas, pero de alguna forma acabó por escoltar a una… —Algo como eso
probablemente sería tema de burla en algún bar. Pero, por supuesto, no era
posible que hiciera público algo como eso, me quemarían en una estaca al lado
de Zero.
Preparándome para asar los pájaros, discutimos nuestros planes para hoy.
Necesitaba saber dónde estaba su destino, ya que aún no me lo había dicho.
Zero no conocía ningún nombre de las ciudades de Vanias, así que tomé mi
mapa y la hice indicar a dónde iba.
—¿Dónde
estamos ahora?
Sujetando el mapa extendido, Zero inclinó la cabeza hacia un lado. Señalé
un punto en el mapa. Ella asintió y dijo “hm...”,
deslizando un dedo por el mapa.
A dos dedos de distancia del punto al que señalaba... allí estaba.
Prasta, la capital imperial.
—Trece esta
por aquí. Al menos, eso es lo que siento. —Zero respondió sin con la mirada
en blanco. Yo estaba perplejo– Prasta era hacia donde me dirigía. Es decir, era
la sede de la caza de brujas. El hecho de que la capital reclutaba caídos, porque
las escaramuzas con brujas se dirigían hasta el corazón del reino, significaba
que no había manera de que pudiera llevar una bruja allí sin consecuencias.
—Prasta se
encuentra en una lucha contra las brujas, así que no hay manera de que un
hechicero valla allí. Probablemente tuviste un err–
—No utilicé
la lógica basada en el sentido común para llegar a mi conclusión. En su lugar,
debe pensar en ello simplemente como un reflejo de la realidad. Si rastreas el
rastro de magia de Trece, no hay duda de que él está allí en alguna parte.
Debería estar allí. —Zero asintió confiado. Parecía que estaba empeñada
en ir a Prasta.
¿Pero qué
demonios está haciendo Trece en medio de un país de guerra?
—Esto es cada
vez más sospechoso, ¿no? ¿Cómo puedes estar tan seguro de que este tal
"Trece" no está tratando de ayudar a conquistar el reino?
—A Trece le
encanta vaguear. Sabe que tomar un país significarían más problemas para él.
—Entonces,
¿Qué está haciendo en Vania?
—Creo que ya
te conté que está buscando un libro. Si piensas sobre la clase de conocimientos
que contiene ese libro, tiene sentido que busque en lugares donde las brujas se
están rebelando.
—Oh si, el
libro que es capaz de destruir el mundo.
Sin darme cuenta, había hablado de una manera burlona. Zero no parecía
enfadada, simplemente asintió con la cabeza, prestando una extraña sinceridad a
mis palabras. Un escalofrío recorrió mi espalda. Cogí la rama en la que se ensarto
la carne salada de los pájaros y la puse de pie en el suelo, donde comenzó a
chisporrotear mientras la asaba en el fuego. Le planteé a Zero una pregunta,
cuyos ojos brillaban de anticipación mientras contemplaba la carne.
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