Capítulo 1: La República de Cleión.


Parte 2:
Fue una suerte que los otros invitados se hubieran sentado lejos de mí por antipatía, ya que esto significaba que pocos habían sido heridos cuando el carro se estrelló.
Los diez supuestos médicos que apenas acababan de presentarse, trataron rápidamente a todos los que necesitaban atención médica. El ambiente en la cafetería era bastante sereno para un incidente tan insólito.
Los más gravemente heridos habíamos sido yo, que recibí el impacto directo, y un niño que estaba montado en el carro que atravesó la pared.
— ¿El niño va a estar bien? –Miré al médico mientras cosía la herida de mi frente que la patada del caballo me había infligido. Parecía acostumbrado a tratar con los caídos.
Era el mismo médico que había aparecido hace solo un momento, al que le faltaban dos dedos.
Su nombre era Tito. Era raro que un médico diera su nombre a un caído como yo.
Varios médicos habían comenzado inmediatamente a cuidar al niño, pero Tito era el único que había mirado mis heridas y dijo, "También necesitas atención".
Zero se agachó a los pies de Tito y tendió el contenido de su bolsa, dirigiendo sus ojos curiosos sobre su equipo médico. Tito, por supuesto, intentó detenerla. Sin embargo, Zero se llenó de lágrimas y le dijo "Quiero verlos", a lo que Tito se quedó sin respuestas.
Es una mujer malvada y temible... yo también debería tener mucho cuidado.
En el comedor estaba el carro, volcado sobre su costado, con mesas rotas y platos destrozados por todas partes.
Los comensales ayudaron a tirar todos los escombros a través del agujero de la pared. Observándolos desde un rincón del vestíbulo, eran unos pocos los que recibían atención médica, yo incluido.
—Sí. Es un chico fuerte, y más que nada, afortunado. Hay médicos expertos aquí tratando a todo el mundo. No morirá tan fácilmente.
—Tienes razón... son muchos los médicos.
Tito soltó una risita cansada.
—Todos somos colegas del mismo gremio de médicos. Viajar en un grupo como este significa que cada uno de nosotros paga menos. Bueno, me especializo en cuidado de animales. Yo fui el que curó al caballo del carro.
— ¡Eres un veterinario!
—Así es. –Tito asintió. — ¿Cómo podría tratarle las heridas a un caído, que tiene el cuerpo de una bestia carnívora, si no lo fuera? Personalmente, creo que los caídos que pueden razonar y comunicarse son mejores que las bestias carnívoras, pero aquellos que han perdido toda razón y no pueden comunicarse son mucho peor...
Así que no estaba acostumbrado a dar atención médica a los caídos, sólo a los animales. Sus dedos faltantes eran probablemente la obra de un animal herido que se había vuelto loco cuando intento curarlo.
Estaba un poco herido, pero tenía la apariencia de un animal. Tenía que soportarlo.
—Así que… –Volví a mirar el comedor. — ¿Los médicos se reúnen en grupos? Los estudiantes a doctores, no pueden evitar celebrar reuniones y conferencias cuando están juntos, ¿no?
—No lo negaré, pero esta vez es diferente. Planeamos emigrar de este país. ¿No te han dicho que las habitaciones están reservadas? Todos hemos traído a nuestras familias, así que no quedan muchas habitaciones para nadie.
— ¿Emigrar? –Parpadeé. ¿Todo este ejercito de quince médicos?
—Este país ya no necesita médicos. Cada vez hay menos pacientes y no nos da comer.
—Cada país tiene que tener médicos, ¿verdad? Hay lugares donde se quejan, de la falta de médicos.
Tito dio una sonrisa forzada.
Parecía que algo estaba mal.
—En este país, tienen los milagros de Dios para ayudar a curar enfermedades y lesiones. Por supuesto, eso es algo maravilloso, pero los doctores no podemos vivir si no somos necesarios. Nos vamos porque podemos vivir en cualquier lugar, menos aquí.
— ¿Milagros... de Dios? –Repetí, atónito.
Pensé que se estaba burlando, pero Tito se veía realmente serio.
—La Santa de Arcadia… aunque eso probablemente no signifique nada para un viajero.
—Sí, acabamos de llegar a la República de Cleión. Arcadia es...
—Es un pueblo flotando en un lago salado. El lago es increíblemente grande, los primeros humanos al verlo pensaban que era el mar. He oído que en realidad está vinculado al mar de forma subterránea, después de todo. Hay una pequeña isla en ese lago, y hay una ciudad en esa isla. Su nombre es la Ciudad Santa de Arcadia.
— ¿Y Arcadia tiene una santa?
Tito asintió con la cabeza.
—Sí... La santa es un persona amable, llena de compasión y amor. Cura a los heridos y enfermos sin medicinas ni herramientas, incluso los pacientes a quienes los médicos no tendríamos más remedio que renunciar, y los pacientes con enfermedades que no tienen cura.
—Bueno, bueno...  es una historia algo sospechosa, historias como esa las he oído en todas partes alguna vez. Probablemente ella sea otro fraude.
—Sería genial si lo fuera... pero desafortunadamente, esta santa es verdadera. Ella realmente puede hacer milagros, y realmente puede salvar a la gente. Lo he visto con mis propios ojos. Si la santa fuera realmente un fraude, no habríamos perdido nuestros trabajos.
—Pero no existen cosas como milagros divin-
—Mercenario.
Miré a mis pies. Zero me asintió ligeramente con una expresión seria.
Fue entonces cuando me di cuenta de que había otra posibilidad.
El manual de la magia, que Zero había escrito… el Libro de Zero.
El libro estaba compuesto de cuatro volúmenes: Caza, Cosecha, Captura y Salvaguardia. De ellos, el libro de Salvaguardia manejaba principalmente las artes curativas.
Hace tiempo había visto a Albus usar la magia de dicho libro para tratar quemaduras, y esa magia podría ser usada para curar enfermedades y lesiones por igual, sin necesidad de medicación o artilugios.
—Entonces, Señor Veterinario, ¿Sabe usted cuándo apareció por primera vez esta Santa? Escucho muchas cosas siendo un mercenario, pero jamás escuche hablar de la Santa de Arcadia.
—Tiene sentido. –Tito dio una sonrisa algo incómoda. —Como la santa aún no ha sido confirmada oficialmente por la Iglesia, es como si fuera una especie de bruja. La gente no va a decir a los visitantes que tienen una santa en su pueblo. Desde hace sólo alrededor de un año se comenzó a escuchar rumores en torno a ella, incluso aquí en la República de Cleión. El año pasado, ella curó a un gran terrateniente de una enfermedad incurable, y su fama se disparó. Como te imaginaras, la Iglesia envió a alguien de 'Dea Ignis' [1].
— ¿Dea Ignis? Espera, ¿Te refieres al escuadrón de asesinos de la Iglesia? ¿Habrá una inquisición?
¿Un milagro de Dios o una bruja herética? El trabajo de Dea Ignis era investigar, para luego informar a la Iglesia.
Por desgracia, lo que realmente hacían era mucho menos amable que una simple inquisición.
No hubo testimonios. No hubo juicios. Mientras ellos decidieran que alguien era una bruja, condenarían al malvado hereje enmascarándolo todo bajo el velo de un milagro. Para decirlo sin tapujos, los ejecutaban.
Dentro de la Iglesia, había una regla de no poseer armas hechas para el asesinato. Los miembros de Dea Ignis, sin embargo, encontraron una salida a través de un 'resquicio legal' que "siempre y cuando no se hizo para ser un arma, está bien". Se cuenta que luchan usando cosas como los martillos de los herreros y las azadas de los agricultores.
Doscientos, quizás trescientos años atrás, hubo el caso de una bruja, que mientras, fingía milagros de Dios mataba a innumerables sacerdotes y personas. Dea Ignis se formó en respuesta a lo sucedido, y  se establecieron como un grupo de demonios entrenados para igualar a las brujas en combate individual, usando armas que no eran armas.
Realmente eran 'el ejército'. Hablando honestamente, no eran personas a las que quisiera enfrentarme.
Con las brujas que ya no estaban causando incidentes importantes últimamente, hubo quienes cuestionaron su razón de ser, pero al parecer el grupo aún existía. Dense prisa en conseguir que ese grupo monstruoso sea disuelto ya.
Odiaba a las brujas, pero odiaba algo más a la Iglesia.
Mi aversión hacia las brujas había disminuido con mis viajes con Zero, y se podría decir que mi repugnancia hacia la Iglesia se había intensificado en una cantidad proporcional.
—Entonces… ¿Ella aún no ha sido confirmada?
—No he oído nada de eso. Supongo que están deliberando en este momento. Es bien sabido lo fácil que es ser juzgado por la Iglesia como una bruja, y cuan cuidadosos son al juzgar los milagros. Es como con las mujeres que sospechan inmediatamente de un lio amoroso. Ellas no creen en palabras de amor.
Él bajó su voz para la última parte.
Muchos médicos se oponían a la Iglesia. ... O mejor dicho, había muchos médicos opuestos a la Iglesia porque la Iglesia detestaba a los médicos.
La medicina era originalmente una cosa de la Iglesia. Si uno se enfermaba o era herido, uno corría a la Iglesia para recibir sus cuidados. Pero a medida que más y más médicos comerciales surgieron, se dedujo que la Iglesia tenía cada vez menos una razón para existir.
Por eso a la Iglesia no le agradaban los médicos.
Aquellos que salvaban vidas por dinero, proclamó, eran peores que los demonios.
Incluso pude comprender lo difícil que era seguir siendo un seguidor devoto después de semejante declaración.
Pero de cualquier manera, las plegarias no iban a curar las enfermedades o las heridas. Los médicos sabían esto, y debido a eso valoraban el conocimiento y la experiencia, no los milagros de Dios.
Para que estos médicos admitieran los milagros de la santa, ella era probablemente el verdadero problema.
Esta fue una situación inesperada para lograr nueva información. Esta Santa de Arcadia… no estaba seguro de sí tenía vínculos con la copia del Libro de Zero, pero como se encontraba cerca, no podíamos pasarlo por alto.
—Bueno, digamos que alguien piensa que ella es una bruja. Ellos no dejarían todo atrás para hablar mal de la santa porque la Iglesia inició una investigación. Porque si se confirma que está haciendo milagros, luego, la gente que había hablado mal de ella tendría dificultades para vivir sus vidas.
— ¿Conoces alguna persona que piense que la santa es una bruja?
—No me preguntes eso. –Respondió Tito, mostrándose preocupado.
—Culpa mía. No preguntaré por los detalles.
—Se lo agradezco... Tengo mi posición en el gremio para preocuparme acerca de eso, sabes. Me molestó en el momento en que menciono que soy un veterinario. Pero no importa eso, ya que usted acaba de llegar aquí, aún no tiene un mapa, ¿verdad? Tomé el mío. Ya no lo necesitar-.
— ¡No  se vayan! ¡¿Qué vamos a hacer sin los doctores?!
Una voz aguda interrumpió las palabras de Tito y resonó por el pasillo.
Mirando en la dirección de la voz, vi a un niño con la cabeza y los hombros envueltos en vendas, gritando mientras se aferraba a un médico.
Era el niño al que había ayudado antes.
— ¡C-cálmate! Tus heridas fueron cosidas. Las abrirás de nuevo si estás así de exaltado.
—Ya no tenemos suficientes médicos, y si perdemos aún más ¡¿qué demonios se supone debemos hacer?! ¡Por favor, si cura a las personas enfermas, ellas pueden trabajar y pagarle dinero! Pero si no hay médicos ¡van a morir! ¡¿Están renunciando a este país?!
— ¡Solo pídele a la santa que te ayude! Sus servicios son gratuitos-
—Las únicas personas a las que ayuda son los ricos, ¡¿no?! ¡Es difícil incluso entrar en la ciudad santa para gente pobre como nosotros! ¡¿Cómo demonios se supone que vamos a pedirle ayuda a ella?!
— ¡También necesitamos comida para comer! ¡Ya no podemos vivir como doctores en este país! –Gritando, un joven médico apartó al chico lejos de él.
Incapaz de soportar el dolor de sus puntadas, el niño gritó y se encogió.
—Por favor… –Sollozó. Entonces se desplomó.
El niño yacía allí, inmóvil.
Pálido, el joven doctor lo miró fijamente, luego se fue como si fuera a escapar del comedor.
Nadie dijo nada. Nadie sabía qué hacer. Simplemente contemplamos al niño postrado.
Tito tuvo suficiente y dio un paso adelante, pero Zero que parecía pensar en algo lo detuvo.
—Mercenario. –Dijo Zero en voz baja. La miré y ella sonrió, mirando al niño.
— ¿Él no es... la fuente perfecta de información?".
¿Fuente de información? Estaba a punto de responder, pero guardé silencio.
—Huh... sí.
Tenía razón...la fuente perfecta de información.
Información sobre la Santa de Arcadia. Información sobre las circunstancias de este país. Un niño pobre estaría ansioso por decirnos todo.
Ahora era una buena oportunidad para ponerle las manos encima.
Caminé hacia el niño. Tito trató de decir algo, pero Zero le tranquilizó, diciendo: "No te preocupes. No hará nada malo".
Afortunadamente,  nadie parecía particularmente preocupado por el niño, y dudaba que alguien tratara de exigir la reparación de la posada a un niño herido.
Fuera, el dueño de la posada estaba guiando cuidadosamente a los dos caballos, que habían llevado el carro, dentro de su propio establo. Parecían buenos caballos a simple vista, y probablemente tendrían un precio muy superior a lo que se requería para arreglar la posada.
"¿Por qué demonios este chico se estrelló con ese carro?" Probablemente se estaban preguntando, pero la respuesta que iban a obtener sería, sin duda, insatisfactoria.
El carro de carbón negro parecía caro, y el par de caballos eran jóvenes, robustos, ambos sementales. No había manera de que un chico que vestía trapos sucios recibiera permiso para conducir un transporte tan elegante.
A decir verdad, una vez que se enteraron de las inconvenientes circunstancias, el propietario de la posada y los viajeros sin duda querrían evitar cualquier problema.
De hecho, una vez que el dueño se dio cuenta de cómo fueron las cosas, se vio probablemente obligado a renunciar a los caballos, con los que se había tomado la molestia de adueñarse.
Un hombre de negocios astuto negaría todo conocimiento y responsabilidad, y simplemente continuaría con la venta de los caballos.
Seguramente, todavía tenían que lidiar con los mirones... pero con un caído, como yo, protegiendo al chico, no habría nadie lo suficientemente valiente como para plantear objeciones. Más tarde, sólo tendríamos que encontrar una excusa adecuada, y luego estaríamos libres.
Recogí al niño inconsciente y, antes de que alguien pudiera hablar, salí rápidamente del comedor.
⧫⧫⧫⧫
Aunque eran llamadas "habitaciones", lo que los caídos obtenían como "habitaciones" eran en realidad los establos.
Las posadas llenas de gente trataban sus caballerizas tal como hacían sus habitaciones, pero cuando se trataba de pobres y caídos, casi siempre les mandaban a los establos, sin importar cuántas habitaciones vacías quedasen.
Desde que tenía a Zero conmigo, me había esforzado mucho por conseguir una habitación normal, pero Zero me había dicho: "Encuentro los establos más agradables". Ahora, normalmente pasábamos las noches durmiendo en los establos.
Parecía que para Zero, mi piel era suficiente, independientemente de la ubicación.
Había dejado al niño sobre la paja del establo, limpié mi piel de la comida restante que se me cayó encima y comencé a escribir una respuesta a Albus.
—Huh, puedes escribir. –Reflexionó Zero mientras se apretaba contra mi espalda.
Había una considerable diferencia de altura entre nosotros. Incluso con Zero de pie y yo sentado, todavía era más alto. Por lo tanto, cuando Zero trató de mirar a escondidas lo que tenía en mis manos, puso casi todo su peso corporal sobre mi espalda.
—Mira, bruja, eres pesada.
— ¿Te gustaría que te tiren de las orejas?
— ¿No eres un poco demasiado ligera? Tienes que comer más, ¿me oyes?


En pánico, corregí mi comentario. Zero dejó de pellizcarme los oídos y quitó los dedos.
Mi vida había pasado ante mis ojos en ese momento. Mi boca iba a ser mi perdición.
Zero, ahora con los dedos libres, me arrebató el papel.
Había solamente dos oraciones escritas en él.
—…Rumores de magia en Arcadia de la República de Cleión. Solicitar una investigación adicional de la copia. ¿…Eso es todo?
—Sé leer y escribir, pero no es mí fuerte. Simplemente intercambiar palabras en una plantilla, en el mejor de los casos puedo hacer que parezca bastante auténtica. Eso es suficiente, ¿verdad? ¿Qué más vas a poner?
—Hay mucho, ¿no? Como '¿cómo estás?' o 'me encanta viajar con Zero'. Tal vez 'Zero es siempre tan impresionante' o algo sobre cuanto deseas dormir conmigo, y como te gustaría besarme.
—Déjame decirte algo importante, bruja. Los hombres pierden interés cuando son demasiado directas.
—Incluso si pierden el interés, siempre y cuando sea capaz de seguir adelante, ganaré al final.
— ¡No se trata de ganar o perder! ¡Es sobre lo que los hombres quieren! Tú tienes que saber actuar de forma tímida, o débil, para que la gente quiera protegerte... ¡esas son cosas que puedes hacer sin insinuarte de forma tan directa!
—No seas tonto. Trece trataba a los humanos, que eran débiles, en sus insinuaciones como basura de poca voluntad.
— ¡No deberías usar a Trece como referencia! ¡Tu hermano no piensa como un humano! –Grité. De repente un escalofrío recorre mi espalda. Sentí como si la mirada nublada, profunda, pegajosas como pozos fangosos se arrastraba por mi columna vertebral como una babosa. Me encogí ante la idea.
— ¿Qué sucede, Mercenario? ¿Estás temblando?
—No, pasa nada malo... sólo pensé en algo que me disgusta, eso es todo.
Simplemente no podía forzarme a que me agradara Trece.
Suspiré, enrollando el pergamino y lo guarde en mi bolsa. Por el momento…
—...Niño, si estás despierto, siéntete libre de moverte por ahí. –Le dije al niño que parecía dormido en la parte superior del heno.
Una vez que hablé, el niño se puso rígido al instante y lentamente se levantó.
Era de esperarse, pero estaba demasiado exaltado.
Acababa de caer inconsciente en el comedor, y se despertó en un establo junto a un caído. Un niño extraño que parecía tener diez años de edad, no iba a ser capaz de mantener la calma en una situación donde incluso los adultos se verían atemorizados.
El muchacho perdió toda pizca de color, el cabello castaño, una cara en gran medida llena de pecas, y un cuerpo demasiado delgado. Ver su miedo hacia mí, mientras se sentaba en la parte superior del heno, me hizo sentir claramente incómodo.
—No te preocupes. Soy un caído, como puedes ver, pero no te comeré. ¿Estás herido? ¿Sientes dolor en alguna parte?
Hablé con la voz más suave que pude, y el niño se movió en la montaña de heno, asintiendo con la cabeza.
—Estoy bien... sólo un poco pegajoso...
El niño frunció su cara pecosa. Pensé que se refería a la sopa de crema a medio secar. Debe de haberle alcanzado cuando lo llevé, pero no había razón para que yo le dijera eso.
—...Oye viejo, ¿quién eres? ¿No eres el matón de la posada...? ¿Qué vas a hacer conmigo?
¿Viejo? Realmente me llamó viejo...
Bueno, no había nada que pudiera hacer. No era para nada razonable esperar que supiera la edad de un caído por su apariencia. Desde la perspectiva de un niño de diez años, encajo perfectamente en los criterios para ser llamado viejo.
Sólo causaría problemas si me enojara y lo asustara, así que no te enojes, no vayas a enloquecer…
—Sólo soy un mercenario errante. Oh, y también soy el tipo contra el que tu carro chocó.
El rostro del niño se puso pálido y sus ojos se abrieron.
— ¡L-Lo siento mucho! ¡Traté de detenerlo... pero el caballo no me hacía caso en absoluto...! ¡Por favor no me comas! ¡Haré lo que digas!
— ¡Ya te dije que no te comeré! ¡Niño insolente, ahora te comeré de verdad!
—Tranquilízate, Mercenario. Me temo que hay una contradicción en lo que has dicho.
Mierda. Estaba actuando como un niño.
Yo estaba acostumbrado a ser discriminado por ser un caído, pero no esperaba que me llamaran viejo. Había reaccionado exageradamente a lo que era básicamente el habla cotidiana.
Me volví para mirar al niño asustado y tosí torpemente.
—Ah... lo siento por eso. Estarás bien. Yo no como a la gente, ni siquiera la carne cruda, ya que en primer lugar, es difícil para mí de comer. Si voy a comer, prepararé cuidadosamente mis ingredientes, cocinaré algo, lo serviré y luego lo comeré.
— ¡Eso es lo que lo hace tan aterrador! –El niño lanzó un grito agudo.
—Oh, eso fue sólo un ejemplo. Cocinado o no, no como personas. Es un rumor bastante famoso que los caídos comen a la gente, pero eso es sólo cierto para una pequeña parte de nosotros.
— ¡Ya sé eso…!
— ¿En serio?
Pregunté instintivamente. El niño asintió profundamente.
—Conozco algo de los caídos…
Vaya, eh. Bueno, eso facilita las cosas.
—Es cierto chaval. Soy una bestia caballerosa, calmada, y sobre todo razonable. Hay una sola razón por la que te traje aquí. Y eso es una pregunta sobre algo.
— ¿Sobre algo…?
—No estoy aquí para preguntar por qué llegaste en ese carro. Tu respuesta no va a ser lo suficientemente buena, de todos modos. Siento tener que meterte a lo que viene a continuación.
—Pero, tengo que...
"No hay nada que pueda decirte", decía su mirada temerosa.
—Cuéntanos sobre la santa. –Dijimos Zero y yo al unísono.
Se decía que la Santa de Arcadia era una doncella joven, de apenas dieciocho años de edad, y más bella que cualquier diosa. Sentí que llamar a un santo a una belleza era probablemente una hipérbole, pero como la belleza era una manera precisa de describir a una bruja, retuve mis dudas.
Fue descrita como una persona desbordante de compasión y bondad, dispuesta a tratar a cualquiera de todos sus dolores y enfermedades, y como un auténtico ángel de Dios descendido de los cielos. Sin embargo, curiosamente, tales descripciones hicieron que el pelaje de mi cola estuviera de punta.
Los rumores eran en sí exageraciones, pero esto era aún más cursi. De hecho, el chico que nos había contado estos rumores sobre la santa no parecía estar completamente convencido de ellos.
—La santa casi nunca deja Arcadia. A veces se va para tratar a algún rico que está demasiado enfermo para llegar a la ciudad santa. Pero la gente que quiere obtener ayuda básicamente tiene que ir a la ciudad santa por sus propios medios.
—La ciudad santa... dices, mencionaste algo acerca de que la gente pobre no puede ir.
—Técnicamente cualquiera puede entrar, pero realmente hay mucha gente que no puede. Todos dicen que 'los pobres son ladrones', 'que mancharán el tierno corazón de la santa'.
—Ah. Bueno... eso es razonable para mantener la paz.
Si los pobres estaban siendo rechazados para mantener el orden, entonces era una conclusión inevitable que los caídos también lo eran. Aun así, teníamos un documento de paso sellado con el sello del reino de Wenias.
En cuanto a los documentos, estos hablaban por si solos,  eran bastante efectivos. Incluso si me dijeran que los caídos quebrantarían el orden, debería bastar con insistir que estaba escoltando a Zero.
— ¿...Están los dos enfermos? ¿Por eso preguntaste por la santa?
— ¿Eh? Ah, no... No tiene nada que ver con eso-.
—Sí... Estoy enferma con esa enfermedad incurable llamada amor. Yo, una belleza devastadora, que sufre por un caído sin sentimientos, un mercenario con el cuerpo de un animal, algo prohibido…
—No estoy seguro de lo que estás diciendo, pero ¿no puedes estar callada por un rato, ama?
Esta mujer estaba aprendiendo rápidamente el tipo de conocimiento que ella no necesita en este viaje.
Se estaba haciendo molesto tratar con ellos uno por uno.
—Enfermedad 'in-cu-ra-ble'... ¿quieres decir una enfermedad que no puedes curar? Eso es muy malo.
Increíble, él realmente se lo creyó, ¿no? Los ojos de este niño inocente ahora están llenos de lástima.
Incluso mientras la miraba, a Zero no parecía molestarle.
—Lo que sea que tengas, la santa podría ayudarte...
El niño que era piel y huesos. Se desplomó y bajó la cabeza, lo que le hizo parecer lo suficientemente pequeño como para aplastarlo con una mano.
— ¿Tú… odias a la santa?
Fue Zero quien preguntó. La misma pregunta había entrado en mi mente.
Este niño estaba actuando sorprendentemente negativo acerca de una santa que podía curar cualquier enfermedad.
— ¿Odio? No, no es eso. Sólo…
Tragó saliva.
Sus ojos mientras miraba a Zero y a mí eran los ojos de una presa que medían la distancia de un depredador.
…Se mostró inesperadamente cauteloso.
No era un idiota despreocupado.
—Ustedes dos lo vieron, ¿verdad? Lo que hice. Necesitamos médicos. Dicen que no los necesitamos porque tenemos una santa ahora... pero estaríamos en problemas sin médicos. El santo es alguien por encima de las nubes para gente como nosotros.
Una sonrisa encantadora y plana se colocó en su rostro.
Apoyé mi peso en el escritorio, peinándome las largas barbas de la barbilla con mis garras.
Los médicos se iban por la santa… Era una historia predecible. Con el nacimiento de una técnica mejor, la vieja técnica se vuelve obsoleta y desaparece.
De la brujería a la magia. De la cerámica al hierro.
Así, la sociedad era un río que fluía siempre hacia la comodidad.
Así como los pacientes habían fluido de los vagos tratamientos de la Iglesia a las ciencias exactas de los médicos. Ahora que había milagros de una santa, fluían de los médicos a los milagros.
Sin embargo, había quienes no podían hacer frente a los rápidos cambios en la sociedad. Probablemente había muchos que se quedarían sin ningún recurso ya que el número de médicos disminuía.
Pero los médicos no podían quedarse cuando la santa les estaba arrebatando todos sus pacientes, así que no tenían otra opción que mudarse a otro lugar para obtener ingresos. Así, aunque había personas que necesitaban ayuda, sus sacrificios eran necesarios para evitar que los médicos se declararan en quiebra.
El problema podría resolverse asesinando a la santa, pero eso sería malo, por supuesto. Por lo que yo había oído, todo lo que hizo la santa fue curar a los demás. Ella no era una mala persona en ningún caso.
—...Oigan, ustedes dos. Van a la ciudad santa, ¿verdad? ¿Quieren conocer a la santa?
—Sí… supongo que sí.
¿La santa estaba usando la magia o no? Y, si es así, ¿de dónde la había aprendido? ¿Sabía ella de la copia del Libro de Zero? Si queríamos investigar esos temas, debemos establecer el rumbo a la ciudad santa primero. El chico vaciló un momento, retorciéndose, y luego me miró como si se hubiera decidido.
—Um, ¿pueden llevarme con ustedes?
— ¿…Qué?
— ¿No ayudaría tener un guía hasta llegar a la ciudad santa? Por lo general, se tarda una semana para llegar hasta allí por las carreteras, pero si se toman algunas carreteras secundarias, llegaran allí en la mitad del tiempo. Yo hago un montón de trabajos extra aquí y allí, así que viajo alrededor de todo el país. Sé mucho sobre las carreteras secundarias, así que voy a ser de gran ayuda. Además, vivo cerca de la ciudad santa. Quiero irme a casa, pero hay muchos perros salvajes y bandidos, así que es espeluznante ir solo... No tengo dinero, pero puedo ayudar con las tareas. ¡Por favor! ¡Llévenme con ustedes!
Mis ojos se encontraron con los de Zero. Ella se encogió de hombros, probablemente diciéndome que hiciera lo que quisiera.
Parecía que íbamos a ir a Arcadia de todos modos. Si él iba a ser voluntario como guía y hacer las tareas para nosotros, eso equilibraba el esfuerzo que se necesita para proteger a un niño.
Suponiendo que hubiera bandidos, sería fácil para Zero agarrar al niño y huir.
—Bueno, está bien entonces.
— ¿De verdad? –El rostro moteado del niño brilló intensamente.
— ¡Muchas gracias! ¡Mi nombre es Tio! Pueden llamarme Theo.
Theo mostró los dientes sin cuidado, con un diente delantero faltante en una sonrisa cordial.
Su ceceo y su alegre rostro eran extrañamente entrañables.
—Entonces... oh, ¿cómo debería llamarlos?
—Zero está bien conmigo.
—Mm, Zero ¿eh? Lo tengo. ¿Qué hay de ti, viejo-?
Estaba a punto de dar mi nombre cuando rápidamente cerré mi boca.
"…Te ataré a mí por tu nombre, y te haré mío por toda la eternidad. ¡Así que vamos, dame tu nombre inmediatamente!".
Todavía no me había olvidado del momento en que Zero me amenazó con esas palabras.
En otras palabras, una vez que Zero conociera mi nombre, me convertiría en su sirviente.
Un caído como siervo de una bruja, tenía una sensación muy maligna y ominosa al respecto. Sentí que incluso el título por sí solo era suficiente para provocar la destrucción del mundo.
Me negaba absolutamente a vivir de esa manera. Yo estaba firmemente en contra. Una vez que fuera humano de nuevo, tenía mi corazón puesto en retirarme del país y vivir cada día tranquilamente y pacíficamente.
—No puedo decir mi nombre por varias razones. Sólo llámame lo que quieras.
— ¿En serio? –Theo me miró con curiosidad. — ¡Entonces es un placer conocerlos, Zero y Viejo!
Ha optado por Viejo, eh...
Incluso hermano mayor seria… ah, esto es una lucha sin sentido ahora, uh. Lo que sea.
Me tapé la cara con las manos, llorando en silencio por dentro.


1.- Nota inglesa: Los kanjis (las letras que usan en Japón :v) se leen como “La Sagrada Llama Divina”. Hermit: Y del latín el nombre significaría “Diosa del fuego” :v

1 comentario:

  1. Gracias, gracias! son la una página que lo tradujo hasta ahora por lo que he encontrado <3

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