Capítulo 3: El culto de Zero.


Parte 4:
Esta mañana el cielo estaba despejado, sin ningún indicio de lluvia. Como hizo ayer, Albus caminaba por delante de nosotros, pero hoy se detenía con mayor frecuencia para decirnos que nos diésemos prisa.
— ¡Rápido! ¡Cerrarán las puertas!
En la delantera, un Albus impaciente agitaba su brazo y gritaba.
Está claro que una ciudad amurallada tendrá una entrada. Y dicha entrada se bloquea al atardecer, hasta la mañana siguiente. El sol todavía estaba en su zenit [1] , y no tardaríamos mucho en llegar a las puertas de la ciudad. No creía necesario el apresurarnos, pero decidí que sería mejor llegar pronto y encontrar una posada.
— ¿No vas a acelerar? –Le pregunté a Zero.
Manteniendo obstinadamente un ritmo lento, Zero bostezó desinteresada.
—Aborrezco sudar.
—Eh, bueno… ¿Entonces qué tal esto?
— ¿Hm? Ah… ¡qué-hey!
Cargué a Zero sobre mis brazos, y pasé corriendo al lado de Albus, dejándole atrás.
— ¡Hey! –Gritó Albus mientras corría detrás nuestro. —¡Esperadme!
Y así, llegamos a Foamicaum.

—¡Formen una fila! ¡Los comerciantes deben mostrar sus licencias especiales, los mercenarios sus cartas de presentación, y el resto de gente sus permisos de entrada! ¡No retrasen la fila!
En una pared que parecía capaz de resistir un bombardeo por un día entero, una puerta de dos hojas estaba abierta lo suficiente como para permitir que pasara un solo carro a la vez. Frente a la puerta había cuatro guardias, como para decir que cualquier persona sin un permiso de entrada no tendría ninguna posibilidad de pasar. Uno de los guardias gritaba mientras ordenaba a la fila de personas que esperaban para entrar, mientras que uno de los otros, de mayor rango por el color distinto de su uniforme, vigilaba atentamente a la multitud mientras miraba los permisos de entrada.
— ¡Puede pasar! ¡El siguiente!
Con eso, el malestar del mercader de la primera fila desapareció, suplantado por una expresión de alivio cuando condujo su carro hacia adelante y desapareció por la puerta. Nos introducimos a mitad de la cola, y sentí como la desesperación se apoderaba de mí.
Para entrar en alguna ciudad importante, siempre se necesita algo llamado permiso de entrada. Cuando un aldeano sentía la necesidad de embarcarse en un viaje, primero debía visitar al jefe de su aldea y obtener una carta de presentación. Entonces, tenía que tomar esta carta y llevarla a la oficina gubernamental de una ciudad, donde recibiría un permiso de entrada después de proporcionar su nombre, lugar de nacimiento y profesión.
Los comerciantes obtienen un pase especial de su gremio, que se renovaba pagando una tarifa anual, mientras que los mercenarios reciben cartas de presentación por sobrevivir a las batallas.
Obviamente, una bruja y un hechicero como Zero y Albus no obtendrían ningún tipo de pase. Lo que significa que tendría que solicitar su entrada como mis compañeros, pero…
¿Cómo iba a explicar yo sobre la belleza vestida con harapos y el chaval atontao?
— ¡Siempre quise visitar Foamicaum! ¡No puedo esperar!
—Cierra la boca. No te emociones tanto. Voy a matarte niñato.
— ¡Zerooo! ¡Mercenario me está intimidando!
—No acoses a los más débiles, mercenario. El chico está diciendo que es afortunado de poder viajar contigo. Siéntete alegre.
— ¡No es eso lo que estoy diciendo!
— ¡No voy a agradecerte por eso!
Miradas de sospechas se cernían sobre mí, por levantar la voz sin pensar. Aunque ya había destacado lo suficiente sólo por ser un caído, no me molestaba ser llamativo. Solté un suspiro.
Entre mis suspiros, la cola avanzó, y fue mi turno de hablar con el guardia. Mostré la carta de presentación que me había dado la patrulla fronteriza.
—He oído que están reuniendo tropas para luchar contra las brujas, así que me dirijo a la capital para alistarme.
Le repetí, algo nervioso, las mismas palabras que ensaye infinidad de veces. No estaba mintiendo. Al menos, hasta hace dos días, pero como esperaba, me resultaba difícil decir esas palabras acompañado por una bruja y un hechicero.
Efectivamente, el portero se quedó mirando a Zero, que llevaba la capucha sobre los ojos y cuya apariencia gritaba "Soy, sin duda, una bruja", y Albus, que parecía frágil y demasiado infantil para ser un viajero.
— ¿Estos dos son tus compañeros? ¿Cuál es vuestra relación?
Ah, aquí vamos. No es como si no tuviera alguna excusa, pero…
—Vera…
—Somos sus esclavos sexuales. –Contesto Zero rápidamente.
Todos los pelos se me pusieron de punta.
Un momento, esta mujer-
— ¡S-si! Estamos honrados de servir al amo. Los dos somos sólo sus humildes esclavos. Aunque también realizamos servicios nocturnos…
Woah Albus, eres un chico. ¿Qué haces sonrojándote? Eres algo lindo, así que las cosas no van a acabar bien. ¡Me van a hacer ver como un pervertido!
—Y-ya… veo… oh, entendido…
Y tú, guardia, investígalos más. Investiga y averígualo, está completamente equivocado. Está muy mal, pero no puedo decir nada. Por esto la gente dice que los caídos son depravados. Con una mirada que no ocultaba ni su miedo, ni su odio, ni su envidia, el portero me miró a mí y a mis dos “esclavos”.
—Entonces… por tanto, los esclavos no tienen nada que declarar ¿no? Hay una comisión por cada esclavo, sin embargo, no se le aplica a viajeros solitarios como usted. Hace unos días, una pequeña ciudad cerca de aquí fue atacada por brujas, por lo que los cazadores de brujas como usted son muy bienvenidos. ¿Cuánto tiempo se quedará?
—Ah… sobre… unos tres días… quizás. –Me las arregle para soltar algunas palabras. No planeaba quedarme más de una noche, pero era una buena idea decir algunos días extra, por si ocurriese algo.
—Si os dirigís a Prasta, aseguraos de confirmar el resguardo de entrada en la carta de presentación. Y cuando se vayan, asegúrate de devolver el permiso del pasaporte. ¡Puede proceder!
Y con eso, nos concedieron la entrada en Foamicaum.
Todo está bien si termina bien... pero aun así. Después de alejarnos una poco de las puertas y confirmar que estábamos lo suficientemente lejos, le di a Zero y Albus un buen golpe.
—No esperaba ser golpeada como agradecimiento por mi perspicacia. –Gruñó Zero mientras se frotaba la zona golpeada, examinando el ajetreo vertiginoso y el bullicio con gran interés.
—Desde la antigüedad, los guerreros de todo el mundo han sido acompañados por esclavos, ¿No? Cada libro aconseja declararse esclavo si alguna vez se cuestiona tu identidad. Y resultó ser eficaz, ¿no lo crees?
Albus hizo una mueca a modo de respuesta.
— ¡Es cierto! Si un caído fuese por ahí con una chica con ropas sucias, y un chico con mi aspecto, esa sería la explicación más realista, ¿o no?
—¡Silencio! ¡Eso me haría ver como algún maldito pervertido al que le gusta ‘jugar’ con sus pobres esclavos todas las noches! ¡Lo que es peor es que uno de ellos es un chico! Es despreciable... Soy un símbolo de maldad...
— ¿A quién le importa lo que piense el guardia, siempre que tengas el permiso de tu pasaporte?... ¿cómo lo harías entonces, mercenario?
—Bueno, yo… lo haría de forma apropiada.
—Apropiada huh. –Dijo Albus con un tono sarcástico. —Incluso si te las arreglases para dar algunas excusas, las ropas de Zero están muy desgastadas. Observa, todo el mundo la está mirando. Actualmente, hasta los esclavos están en mejores condiciones…
Albus echó un vistazo a la ropa de Zero, desde la parte superior de su cabeza hasta los dedos de los pies.
Fue en ese momento cuando note que Zero no tenía calzado. Su túnica era vieja, estaba manchada y andrajosa. Si ella hubiera estado por su cuenta, Zero podría haber pasado por un viajero empobrecido, pero yo era un guerrero que llevaba una armadura de cuero remachada, equipado con una espada, cuchillo, explosivos y otros equipos, mientras que Albus podía pasar como la sirvienta de algún mercader. Estando los tres juntos, era realmente fácil y seguro pensar en Zero como una esclava.
No creía necesario que Albus también vistiera como un esclavo… Bueno, ya que habíamos llegado a la ciudad sin problemas, no vi ningún motivo en seguir preocupándome por ello.
—Mercenario, mercenario. ¿Qué puede ser eso?
Como si ignorase nuestras reflexiones, Zero señaló con curiosidad, no era algo preocupante, tan solo una apasionada pareja de amantes.
Presionaban sus rostros al aire libre, probando collares e intercambiando con satisfacción palabras como "¿cuál me queda mejor?". No era ninguna sorpresa que se derritieran en besos cada vez que pudieran.
—Ojala pudiera… ¡Hacerlos parar! –Rápidamente me corregí.
—Ellos están tan concentrados el uno en el otro que ni siquiera se preocupan por las miradas que están recibiendo. Debe de ser una pareja feliz.
Aunque lo había dicho yo, todavía sentía una punzada de celos. Pero yo no era un santo que pudiera vivir su vida libre de envidia, y ni siquiera si fuera más maduro. En cuanto a renunciar al amor, bueno, ya casi había llegado a ese punto. Pero aun así, puesto que Zero me había prometido una forma humana, yo no tiraba mis esperanzas de futuro.
— ¿Por qué juntan así sus labios? ¿Es alguna clase de ritual?
— ¿Pero qué?... ¿No sabes lo que es un beso?
— ¿Beso?
Zero miró con incredulidad a la pareja, luego volvió a mirarme.
—Un beso es un acto con un demonio en el cual se juntan los labios con su pen—
Tapé de inmediato la boca de Zero. No iba a dejar que dijera esas cosas en público. Tuve la corazonada de que esas palabras no eran agradables. Con lo mucho que Zero se estaba esforzando, tampoco parecía haber sido sólo una mala broma.
—Chaval, ¿no me digas que tú tampoco…?
Él no me dio un "¡¿qué?!", pero agitó su cabeza de izquierda a derecha.
— ¡Yo-yo no estoy tan desorientado acerca de cómo funciona el mundo!
—Entonces vale, supongo que está bien. Hey bruja, presta atención. Un beso es una forma de que dos personas muestren su amor el uno por el otro. No es nada enfermizo que tenga algo que ver con los demonios. ¿Por qué piensas eso en primer lugar?
—Creciendo en medio de un mar de libros junto a mis compañeros de estudio, he llegado a ser una total ignorante sobre las costumbres de este mundo. Ese es el precio de mi devoción incondicional a la investigación.
Sentí que era bastante impresionante para alguien lo suficientemente ingenioso para llegar a una excusa como "esclavos".
—Eso es por lo que soy un prodigio.
—No es nada educado ir leyendo la mente de la gente.
—Lo que leí fue tu expresión, no tus pensamientos.
—Hmph, con que es así…
—Yo nací dentro de una cueva, fui criada dentro de esa cueva, y recientemente salí de la cueva.
Por un momento, pensé que estaba tirando de mi pierna y miré a Albus. Su cabeza estaba inclinada en confusión como si estuviera atormentado, y mientras lo observaba, él asintió. Su expresión decía "es posible". Huh, ella no está jugando conmigo. Suponiendo que no lo fuera, entonces realmente no estaba bromeando con su historia.
No sabía cómo reaccionar, así que mostré una expresión burlona y enfrenté a Zero. Sin embargo, ella no parecía como si estuviera conteniendo cualquier dolor. No. En vez de eso, me miró como si le hubiera sorprendido una idea brillante. Bajo su capucha, los ojos de Zero brillaban con una curiosidad ilimitada.
—¿Lo has hecho alguna vez antes, mercenario?
—¿Eh? ¿El qué?
—Un beso.
No lo he hecho. Ladré en mi interior.
—¡No lo he hecho!
Lo dije en voz alta, aunque un poco más fuerte de lo que había hecho en mi mente.
Una vez que lo admití, Zero sonrió y asintió satisfecha.
 —Entonces estamos igual. Chico, confió en que tú tampoco lo hayas hecho.
—¿Y-Yo? ¡N-No no no! Ni siquiera hay nadie ... que quiera hacerlo conmigo todavía ...
Que inesperado. Me sentí aliviado. No perdí contra este chaval en lo que respecta a virilidad.
—El amor se muestra mediante besos?... Hm, fascinante. Me gustaría probarlo.
Yo también. [2]
—Mercenario, ¿Querrías intentarlo conmigo? [3]
— ¡¿Huh?!
Sin pensarlo, mire a los labios de Zero. Estaban exquisitamente formadas y brillaban como la piel de rubí pulido de una manzana madura a la perfección. Si tocase sus labios con los míos, sin duda sería un sacrilegio. No, ya lo era.
—Uh… te he dicho, que es una forma de expresar el amor que sientes por alguien…
—Eso es por lo que te sugerí que lo hiciéramos. Después de todo, me gustas.
—Huh… eh. Eso...


1.- Posición más alta, apogeo, cúspide.
2.- Hermit: Eso lo dice (piensa) Furry-san, no yo… :v
3.- Hermit: Mierd- tendría que haberlo dicho yo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario