Capítulo 4: Trece.


Parte 3:
Me sentí consternado. Pero un momento después, la tensión en el ambiente volvió a aumentar.
— ¿Crees poder contra mí, Zero? Nuestros poderes no son iguales a los de nuestros enfrentamientos de hace diez años.
Trece avivaba la llama de Zero. El color se desvaneció del rostro de Zero, y una fría sonrisa se esculpió en sus labios.
—Entonces deberíamos probar esa declaración, ¿no crees, Trece? Solo estoy un pelín enojada.
Inmediatamente tomé a Albus bajo mi brazo y empecé a alejarme de Zero. Como si Zero hubiera estado esperando exactamente eso, su cuerpo estalló en llamas de color rubí. Esto no era una broma. ¡No importa cuántas vidas tuviera, no serían suficientes para sobrevivir a una batalla entre un hechicero y un mago!
— ¡H-h-hey chaval! ¡¿No puedes hacer algo con estos dos?! ¡Por qué realmente esto se está desmadrando!
— ¡No puedo hacer nada! ¡La magia de mayor nivel que puedo usar es "Flagis"! ¡Contra una bruja capaz de convocar un "Inferno" y un hechicero con rayos a su disposición, un solo toque de ambos me convertiría en carbón! Si tuviera tiempo, podría ser capaz de hacer algo con hechicería, pero…
— ¡No tenemos tiempo para algo como eso! ¡Eres un inútil!
— ¡¿Y tú qué?! ¡Tampoco puedes hacer nada!
— ¡Wha~ah joder, probare lo que sea que se me ocurra!
Desesperado y sin nada que perder, rugí con todas mis fuerzas.
— ¡Hey bruja!

En este punto, sólo tenía una cosa que decir que podría obtener la atención de Zero. Era completamente estúpido, pero...
— ¡Ya es la hora del almuerzo! ¡Deja esto para después de comer!
Zero dejo lo que estaba haciendo tras escuchar mi estúpido mensaje. El fuego que había cubierto su cuerpo se disipó en un instante, y su cabeza giró hacia mí.
— ¿Hora del almuerzo?
—Sí.
— ¿Comida?
—Sí.
— ¿Es así? –Murmuró Zero, volviendo la cabeza hacia Trece.
—No podemos luchar con el estómago vacío, y sería incorrecto enfrentarnos cuando no estamos ambos en óptimas condiciones. Podemos pelear en cualquier momento, pero es para hacerlo mientras comemos. Por lo tanto… ¡Trece!
—Tenemos algunos filetes de calidad de cordero. Voy a pedir un cocinero para asárnoslos. –Asintió Trece solemnemente, para expresar que estaba de acuerdo. Ya no estaba tampoco en una postura de batalla. Albus y yo intercambiamos miradas y nos abrazamos.
—Quiero sopa de tubérculos.
—Entonces lo tendré preparado.
Zero y Trece… que se habían quedado mirándose uno a otro, irradiando un poder mágico tan abrumador como para ser visible… habían acordado una tregua sin un momento de descanso.

Habíamos sido transportados de la iglesia de La Tête a, de todos los lugares posibles, la capital de Wenias, Prasta, específicamente, una mazmorra que había sido reutilizada como un cuartel personal. Realmente no podía creerlo, pero no pude encontrar ninguna evidencia que apoyara mi duda. Zero dijo que "Trece está en Prasta", y Albus que "Trece es el hechicero del rey", así que probablemente fuese verdad. Estábamos realmente en Prasta.
Eso significaba que nos habíamos trasladado instantáneamente de La Tête a Prasta... bueno, seguro que el viaje era muy conveniente. Sin embargo, el riesgo de muerte era otra historia.
Después de subir unas escaleras y salir de la cámara subterránea, vi una persona con túnica, que parecía ser uno de los subordinados de Trece, acercándose hacia nosotros. Recibió instrucciones de Trece, aparentemente acerca de preparar nuestra comida, y se alejó sin decir una palabra.
Albus parecía querer gritar, pero también parecía entender que hacer ruido sólo empeoraría la situación. De alguna manera logró controlarse y se sentó a la mesa para comer. Como era de esperar de un hechicero que es tanto un niño como un auto-proclamado pragmatista.
Nosotros cuatro, incluido Trece, nos sentamos alrededor de la mesa de comedor.
En los extremos de una mesa rectangular se sentaron Zero y Trece. Lo cual nos dejó a Albus y a mi uno frente al otro. Como cualquiera podría imaginarse, el ambiente no era propicio para una charla amigable, así que todo el mundo se sentó en silencio.
¿De qué podríamos hablar en esas circunstancias de todos modos? Sólo el ruido de Zero que tomaba alegremente su sopa añadía un poco de vivacidad, pero sólo hacía que el silencio se notara más.
—Podría morir de lo poco apetitoso que es esta sopa.
Quien rompía el incómodo silencio fue, evidentemente, Zero, aunque este comportamiento suyo sólo hacía las cosas más incómodas. Mi cuerpo se quedó tieso, y miré a Zero y a Trece.
—A pesar de que la sopa que mi mercenario hace es absolutamente deliciosa... la vida de un cocinero es cocinar, ¿no? Pero entonces, ¿por qué, en comparación con la sopa de mercenario...?
Oi, corta el rollo, por favor deja de hablar. Esta genial que me elogies y todo eso, pero hacerlo ahora y en este sitio, empeora la situación para mí. Ah, mira, él me está observando, ¿no? me está mirando, y parece realmente disgustado. ¿O es así como normalmente se ve? De cualquier manera, es aterrador.
—…Les pedí que lo preparasen de la misma forma que lo hacíamos en la cueva. Es suficiente con que sea comestible. –Contesto finalmente Trece. Su tono era menos molesto que simplemente apático, y muy misterioso.
— ¡Mentiroso! Yo sé que te encanta la miel.
—Eso es porque el azúcar es preciado. De cualquier forma, no es necesario añadirle sabores y fragancias innecesarias a la sopa de tubérculos.
—Está bien admitir que te gusta la comida dulce. Los humanos tienen sentido del gusto. Ignorar la búsqueda del sabor y abstenerse de perseguir el placer es irrespetuoso con los demonios. ¿No crees, mercenario?
—Bueno… yo… yo creo, que mientras este lo suficientemente bueno como para comerlo…
Sinceramente, bajo estas circunstancias, no le daría la razón ni aunque la comida estuviera asquerosa. No me habría importado menos que Trece tuviera una afición por las cosas dulces, que lo hiciera ir a buscar miel cada noche.
Zero frunció el ceño apretando los labios y me fulminó con la mirada, molesta, como si fuera inimaginable para mí no apoyarla. Parece que se suponía que debía apoyar a mi empleador, pero una vez que recibió el mensaje de que no quería tener nada que ver, evitando su mirada, Zero se volvió tristemente y se concentró en su cordero.
—Realmente… has estado fuera durante diez años, pero todavía son tan torpes como siempre, Trece. Dicho esto, ¿qué estás haciendo mandando a la gente de esa manera? Bájate del caballo [1]. No importa cuán pretencioso intentes ser, no cambiará la frialdad de tu corazón.
—Los tiempos cambian, Zero, y hare lo que sea lo más apropiado. Si no me comporto como se espera en estos tiempos, sólo seré considerado como un extraño, lo cual me gustaría evitar.
El ambiente se sentía tenso. Mucho. No pude evitar hacer una pregunta.
—Entonces… ya sabéis… vosotros… vosotros dos sois… amigos, ¿no?
—Somos compatriotas. –Respondieron Zero y Trece a la vez. Bien, lo entiendo ahora. Compatriotas, ¿eh? Es probablemente como las relaciones entre las personas asignadas a la misma tropa en un ejército.
—Oh… pero eso significa que no sois enemigos, ¿verdad?
—No me sentía así, pero este hombre me invoco por la fuerza, trató de hacerle daño a mi mercenario y se peleó conmigo. Por supuesto que estoy enfadado.
—No quise convocarte, y mi objetivo no era tu mercenario, sino el hechicero que ensucia el nombre 'Zero'. No sería mi responsabilidad si el mercenario hubiera sido dañado por intentar proteger al hechicero.
—Eres tan adepto como siempre en evadir tus responsabilidades, ¿no es así, Trece?
—Agradezco tus elogios, Zero.
Volvió el silencio. Tratando de escapar de la realidad, miré a Albus. Este chico había tratado de tomar mi cabeza, pero ahora él era el único presente que no sembraba el miedo en mi corazón. Vi que no había tocado nada de la comida que tenía delante. No era porque no tuviera apetito, su hambre era más que evidente.
— ¿…No vas a comer? –Le pregunté. Albus frunció el ceño nervioso.
—No puedo comérmelo… ¿y si está envenenado?
— ¡No está envenenado!
— ¡¿Cómo lo sabes?!
—Porque tengo el olfato de una bestia [2].
Albus me miró con una cara inexpresiva. Luego, frunciendo el ceño a la mesa, comenzó a devorar su comida. Y entonces…
— ¡Está asqueroso! –Gritó Albus con todas sus fuerzas, mientras le fruncía el ceño a Trece.
—Mhmm mhmm. –Asintió Zero satisfecha. Por unos segundos deseé ser tan valiente y atrevido como Albus, pero si lo fuera, seguramente habría muerto hace tiempo. Los animales salvajes no huyen porque sean cobardes. Escapan porque sus instintos les advierten del peligro.
El rostro de Trece parecía estar causado por las rondas de "poco apetitoso" de Albus y Zero, pero no estaba seguro si era una alucinación causada por mi miedo. No. Mirando cómo él levantó su brazo, apático, y llamó a sus sirvientes, no podía culparle a mi imaginación.
Al poco tiempo, un pequeño plato fue colocado delante de nosotros. Lo que parecían ser dulces horneados estaban colocados sobre él, pero sus superficies brillaban con caramelos esculpidos [3].
El azúcar era un producto de clase bastante alta. El caramelo hecho de azúcar hervido no era llamativo, pero cuando ese caramelo era esculpido, era digno de la nobleza. ¿Esta es alguna clase de venganza por los comentarios sobre esa bazofia de comida? No sabía si él estaba planeando o no sacarlos como postre después de la comida de todos modos, pero...
Como si nunca hubiera visto dulces horneados antes, Zero tomó uno de los platos con indiferencia, diciendo "en el mejor de los casos, es sólo otra comida insípida", y se lo llevo a su boca. En ese momento, se congeló.
Como se pudo ver, "sonreír como una flor floreciente" no era solo una expresión figurativa. El hecho de que tuviera la impresión de que ella era normalmente inexpresiva y fría también se añadió a ese efecto, otorgando a la sonrisa de Zero una intensidad casi letal.
Después de mirar a Albus y molesta conmigo, comenzó a rellenar sus mejillas con los dulces. Parecía ser una abrumadora victoria para Trece.
—…Entonces. –Zero soltó un suspiro satisfecho y apartó el plato. Parecía estar de buen humor.
—Deberíamos escuchar tu historia, ¿no es así Trece? ¿Por qué después de dejar la cueva en búsqueda del libro, decidiste entretenerte de una manera tan extraña convirtiéndote en el hechicero del rey?
—Eso es porque el ladrón empleó la táctica más eficaz. La persona que robó el libro ya había difundido el conocimiento de la magia a lo largo de este reino de Wenias, y había arrastrado a la diabólica organización llamada el 'Culto de Zero' para arraigar el pánico y el caos en el reino. Había muchas brujas que se resistían a mi recaptura del Libro de Zero, y yo era sólo una persona. Así que le hice una proposición al rey, ayudaría en la caza de brujas a cambio de su ayuda para encontrar el libro. Eso fue hace un año… aún ahora, todavía tengo que recuperar el Libro de Zero. Esa es mi historia.
— ¡No sueltes ese montón de [Censurado]! ¡¡Tú eres el auténtico desalmado!! –Gritó Albus. Golpeo su puño contra la mesa y se levantó con ira, tirando su silla al suelo.
—El 'Culto de Zero' no es una organización diabólica. Todo lo que hacemos es proteger a las brujas de la caza de brujas. Todo lo que hacemos es atacar ciudades que deciden quemar brujas en la hoguera, y salvar a las brujas que serán asesinadas. ¿Qué quieres decir con que te robaron el libro? El Libro de Zero fue escrito por "esa persona"-
En ese momento, Albus pareció sorprendido y dejó de hablar.
…El libro de Zero no fue escrito por "esa persona".
Albus ya lo sabía. En ese caso, ¿a "esa persona" le dio libro Zero? Y si no fue así, ¿entonces lo robaron?
Albus miró a Zero. Sus ojos parecían pedir ayuda, pero Zero no dijo nada.
—Nosotros... no queríamos que el reino cayera en la desgracia...
—Pero el país 'ha caído en la desgracia'.
En contraste con Albus, al que se le había agotado toda energía, la voz fría de Trece irradiaba confianza.
—Hablas mucho de crear paz para las brujas, ¿pero matas a los humanos por esa causa? Si las brujas ganan esta lucha, lo único que quedará es el miedo hacia las brujas. La paz no se puede lograr en ese estado.
—No es como si empezáramos nosotros primero a matar humanos-
—Pero los humanos están muriendo. ¿No piensas en las vidas de los humanos muertos cuando se salvan las de las brujas?
—No teníamos más opción, ¡¿o no?! Así es la guerra. ¡Los seres humanos no han dejado de matar a las brujas, así que no tenemos más remedio que matar a los humanos a cambio!
—Pues bien, ¿puedes decir definitivamente que no estás matando a seres humanos que no sean los que han matado brujas? ¿Que no has seguido una falsa justicia? ¿Creéis que vosotros mismos y sólo vosotros sois justos? ¡Por eso comenzó esta guerra!
Esas fueron las mismas palabras que le dije a Albus hace un tiempo. La guerra comienza con la venganza por un acto de venganza. Nos sentimos de la misma forma, ¿no es cierto, Trece? Pero sería cruel tratar de hacer que un niño entienda eso.


1.- Bajarse del caballo = Dejar de creerse importante.
2.- Originalmente decía “Porque soy una bestia”, pero dado su odio a los caídos y su deseo de ser humano, creo que eso queda mejor.
3.- Posteriormente se vuelve a mencionar, les recomiendo buscarlo en Google-san. :v

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