Parte 3:
Me sentí consternado. Pero un momento
después, la tensión en el ambiente volvió a aumentar.
— ¿Crees poder contra mí, Zero? Nuestros
poderes no son iguales a los de nuestros enfrentamientos de hace diez años.
Trece avivaba la llama de Zero. El color se
desvaneció del rostro de Zero, y una fría sonrisa se esculpió en sus labios.
—Entonces deberíamos probar esa declaración,
¿no crees, Trece? Solo estoy un pelín enojada.
Inmediatamente tomé a Albus bajo mi brazo y
empecé a alejarme de Zero. Como si Zero hubiera estado esperando exactamente
eso, su cuerpo estalló en llamas de color rubí. Esto no era una broma. ¡No
importa cuántas vidas tuviera, no serían suficientes para sobrevivir a una
batalla entre un hechicero y un mago!
— ¡H-h-hey chaval! ¡¿No puedes hacer algo con
estos dos?! ¡Por qué realmente esto se está desmadrando!
— ¡No puedo hacer nada! ¡La magia de mayor
nivel que puedo usar es "Flagis"!
¡Contra una bruja capaz de convocar un "Inferno"
y un hechicero con rayos a su disposición, un solo toque de ambos me
convertiría en carbón! Si tuviera tiempo, podría ser capaz de hacer algo con
hechicería, pero…
— ¡No tenemos tiempo para algo como eso!
¡Eres un inútil!
— ¡¿Y tú qué?! ¡Tampoco puedes hacer nada!
— ¡Wha~ah joder, probare lo que sea que se me
ocurra!
Desesperado y sin nada que perder, rugí con
todas mis fuerzas.
— ¡Hey bruja!
En este punto, sólo tenía una cosa que decir
que podría obtener la atención de Zero. Era completamente estúpido, pero...
— ¡Ya es la hora del almuerzo! ¡Deja esto
para después de comer!
Zero dejo lo que estaba haciendo tras
escuchar mi estúpido mensaje. El fuego que había cubierto su cuerpo se disipó
en un instante, y su cabeza giró hacia mí.
— ¿Hora del almuerzo?
—Sí.
— ¿Comida?
—Sí.
— ¿Es así? –Murmuró Zero, volviendo la cabeza
hacia Trece.
—No podemos luchar con el estómago vacío, y
sería incorrecto enfrentarnos cuando no estamos ambos en óptimas condiciones. Podemos
pelear en cualquier momento, pero es para hacerlo mientras comemos. Por lo
tanto… ¡Trece!
—Tenemos algunos filetes de calidad de
cordero. Voy a pedir un cocinero para asárnoslos. –Asintió Trece solemnemente, para
expresar que estaba de acuerdo. Ya no estaba tampoco en una postura de batalla.
Albus y yo intercambiamos miradas y nos abrazamos.
—Quiero sopa de tubérculos.
—Entonces lo tendré preparado.
Zero y Trece… que se habían quedado mirándose
uno a otro, irradiando un poder mágico tan abrumador como para ser visible…
habían acordado una tregua sin un momento de descanso.
Habíamos sido transportados de la iglesia de
La Tête a, de todos los lugares posibles, la capital de Wenias, Prasta, específicamente,
una mazmorra que había sido reutilizada como un cuartel personal. Realmente no
podía creerlo, pero no pude encontrar ninguna evidencia que apoyara mi duda.
Zero dijo que "Trece está en
Prasta", y Albus que "Trece
es el hechicero del rey", así que probablemente fuese verdad.
Estábamos realmente en Prasta.
Eso significaba que nos habíamos trasladado
instantáneamente de La Tête a Prasta... bueno, seguro que el viaje era muy
conveniente. Sin embargo, el riesgo de muerte era otra historia.
Después de subir unas escaleras y salir de la
cámara subterránea, vi una persona con túnica, que parecía ser uno de los
subordinados de Trece, acercándose hacia nosotros. Recibió instrucciones de
Trece, aparentemente acerca de preparar nuestra comida, y se alejó sin decir una
palabra.
Albus parecía querer gritar, pero también
parecía entender que hacer ruido sólo empeoraría la situación. De alguna manera
logró controlarse y se sentó a la mesa para comer. Como era de esperar de un
hechicero que es tanto un niño como un auto-proclamado pragmatista.
Nosotros cuatro, incluido Trece, nos sentamos
alrededor de la mesa de comedor.
En los extremos de una mesa rectangular se
sentaron Zero y Trece. Lo cual nos dejó a Albus y a mi uno frente al otro. Como
cualquiera podría imaginarse, el ambiente no era propicio para una charla amigable,
así que todo el mundo se sentó en silencio.
¿De qué podríamos hablar en esas
circunstancias de todos modos? Sólo el ruido de Zero que tomaba alegremente su
sopa añadía un poco de vivacidad, pero sólo hacía que el silencio se notara
más.
—Podría morir de lo poco apetitoso que es
esta sopa.
Quien rompía el incómodo silencio fue, evidentemente,
Zero, aunque este comportamiento suyo sólo hacía las cosas más incómodas. Mi cuerpo
se quedó tieso, y miré a Zero y a Trece.
—A pesar de que la sopa que mi mercenario
hace es absolutamente deliciosa... la vida de un cocinero es cocinar, ¿no? Pero
entonces, ¿por qué, en comparación con la sopa de mercenario...?
Oi, corta el rollo,
por favor deja de hablar. Esta genial que me elogies y todo eso, pero hacerlo
ahora y en este sitio, empeora la situación para mí. Ah, mira, él me está
observando, ¿no? me está mirando, y parece realmente disgustado. ¿O es así como
normalmente se ve? De cualquier manera, es aterrador.
—…Les pedí que lo preparasen de la misma forma
que lo hacíamos en la cueva. Es suficiente con que sea comestible. –Contesto
finalmente Trece. Su tono era menos molesto que simplemente apático, y muy
misterioso.
— ¡Mentiroso! Yo sé que te encanta la miel.
—Eso es porque el azúcar es preciado. De
cualquier forma, no es necesario añadirle sabores y fragancias innecesarias a
la sopa de tubérculos.
—Está bien admitir que te gusta la comida
dulce. Los humanos tienen sentido del gusto. Ignorar la búsqueda del sabor y
abstenerse de perseguir el placer es irrespetuoso con los demonios. ¿No crees,
mercenario?
—Bueno… yo… yo creo, que mientras este lo
suficientemente bueno como para comerlo…
Sinceramente, bajo estas circunstancias, no
le daría la razón ni aunque la comida estuviera asquerosa. No me habría
importado menos que Trece tuviera una afición por las cosas dulces, que lo
hiciera ir a buscar miel cada noche.
Zero frunció el ceño apretando los labios y
me fulminó con la mirada, molesta, como si fuera inimaginable para mí no
apoyarla. Parece que se suponía que debía apoyar a mi empleador, pero una vez
que recibió el mensaje de que no quería tener nada que ver, evitando su mirada,
Zero se volvió tristemente y se concentró en su cordero.
—Realmente… has estado fuera durante diez
años, pero todavía son tan torpes como siempre, Trece. Dicho esto, ¿qué estás
haciendo mandando a la gente de esa manera? Bájate del caballo [1].
No importa cuán pretencioso intentes ser, no cambiará la frialdad de tu corazón.
—Los tiempos cambian, Zero, y hare lo que sea
lo más apropiado. Si no me comporto como se espera en estos tiempos, sólo seré
considerado como un extraño, lo cual me gustaría evitar.
El ambiente se sentía tenso. Mucho. No pude
evitar hacer una pregunta.
—Entonces… ya sabéis… vosotros… vosotros dos
sois… amigos, ¿no?
—Somos compatriotas. –Respondieron Zero y
Trece a la vez. Bien, lo entiendo ahora.
Compatriotas, ¿eh? Es probablemente como las relaciones entre las personas
asignadas a la misma tropa en un ejército.
—Oh… pero eso significa que no sois enemigos,
¿verdad?
—No me sentía así, pero este hombre me invoco
por la fuerza, trató de hacerle daño a mi mercenario y se peleó conmigo. Por
supuesto que estoy enfadado.
—No quise convocarte, y mi objetivo no era tu
mercenario, sino el hechicero que ensucia el nombre 'Zero'. No sería mi
responsabilidad si el mercenario hubiera sido dañado por intentar proteger al
hechicero.
—Eres tan adepto como siempre en evadir tus
responsabilidades, ¿no es así, Trece?
—Agradezco tus elogios, Zero.
Volvió el silencio. Tratando de escapar de la
realidad, miré a Albus. Este chico había tratado de tomar mi cabeza, pero ahora
él era el único presente que no sembraba el miedo en mi corazón. Vi que no
había tocado nada de la comida que tenía delante. No era porque no tuviera apetito,
su hambre era más que evidente.
— ¿…No vas a comer? –Le pregunté. Albus
frunció el ceño nervioso.
—No puedo comérmelo… ¿y si está envenenado?
— ¡No está envenenado!
— ¡¿Cómo lo sabes?!
—Porque tengo el olfato de una bestia [2].
Albus me miró con una cara inexpresiva.
Luego, frunciendo el ceño a la mesa, comenzó a devorar su comida. Y entonces…
— ¡Está asqueroso! –Gritó Albus con todas sus
fuerzas, mientras le fruncía el ceño a Trece.
—Mhmm mhmm. –Asintió Zero satisfecha. Por
unos segundos deseé ser tan valiente y atrevido como Albus, pero si lo fuera,
seguramente habría muerto hace tiempo. Los animales salvajes no huyen porque
sean cobardes. Escapan porque sus instintos les advierten del peligro.
El rostro de Trece parecía estar causado por
las rondas de "poco apetitoso" de Albus y Zero, pero no estaba seguro
si era una alucinación causada por mi miedo. No. Mirando cómo él levantó su
brazo, apático, y llamó a sus sirvientes, no podía culparle a mi imaginación.
Al poco tiempo, un pequeño plato fue colocado
delante de nosotros. Lo que parecían ser dulces horneados estaban colocados
sobre él, pero sus superficies brillaban con caramelos esculpidos [3].
El azúcar era un producto de clase bastante
alta. El caramelo hecho de azúcar hervido no era llamativo, pero cuando ese
caramelo era esculpido, era digno de la nobleza. ¿Esta es alguna clase de venganza por los comentarios sobre esa bazofia
de comida? No sabía si él estaba planeando o no sacarlos como postre
después de la comida de todos modos, pero...
Como si nunca hubiera visto dulces horneados
antes, Zero tomó uno de los platos con indiferencia, diciendo "en el mejor de los casos, es sólo otra
comida insípida", y se lo llevo a su boca. En ese momento, se congeló.
Como se pudo ver, "sonreír como una flor
floreciente" no era solo una expresión figurativa. El hecho de que tuviera
la impresión de que ella era normalmente inexpresiva y fría también se añadió a
ese efecto, otorgando a la sonrisa de Zero una intensidad casi letal.
Después de mirar a Albus y molesta conmigo,
comenzó a rellenar sus mejillas con los dulces. Parecía ser una abrumadora
victoria para Trece.
—…Entonces. –Zero soltó un suspiro satisfecho
y apartó el plato. Parecía estar de buen humor.
—Deberíamos escuchar tu historia, ¿no es así
Trece? ¿Por qué después de dejar la cueva en búsqueda del libro, decidiste entretenerte
de una manera tan extraña convirtiéndote en el hechicero del rey?
—Eso es porque el ladrón empleó la táctica
más eficaz. La persona que robó el libro ya había difundido el conocimiento de
la magia a lo largo de este reino de Wenias, y había arrastrado a la diabólica
organización llamada el 'Culto de Zero' para arraigar el pánico y el caos en el
reino. Había muchas brujas que se resistían a mi recaptura del Libro de Zero, y
yo era sólo una persona. Así que le hice una proposición al rey, ayudaría en la
caza de brujas a cambio de su ayuda para encontrar el libro. Eso fue hace un
año… aún ahora, todavía tengo que recuperar el Libro de Zero. Esa es mi
historia.
— ¡No sueltes ese montón de [Censurado]! ¡¡Tú eres el auténtico
desalmado!! –Gritó Albus. Golpeo su puño contra la mesa y se levantó con ira, tirando
su silla al suelo.
—El 'Culto de
Zero' no es una organización diabólica. Todo lo que hacemos es proteger a las
brujas de la caza de brujas. Todo lo que hacemos es atacar ciudades que deciden
quemar brujas en la hoguera, y salvar a las brujas que serán asesinadas. ¿Qué
quieres decir con que te robaron el libro? El Libro de Zero fue escrito por "esa
persona"-
En ese
momento, Albus pareció sorprendido y dejó de hablar.
…El libro de
Zero no fue escrito por "esa
persona".
Albus ya lo
sabía. En ese caso, ¿a "esa persona" le dio libro Zero? Y si no fue
así, ¿entonces lo robaron?
Albus miró a
Zero. Sus ojos parecían pedir ayuda, pero Zero no dijo nada.
—Nosotros...
no queríamos que el reino cayera en la desgracia...
—Pero el país
'ha caído en la desgracia'.
En contraste
con Albus, al que se le había agotado toda energía, la voz fría de Trece
irradiaba confianza.
—Hablas
mucho de crear paz para las brujas, ¿pero matas a los humanos por esa causa? Si
las brujas ganan esta lucha, lo único que quedará es el miedo hacia las brujas.
La paz no se puede lograr en ese estado.
—No es como
si empezáramos nosotros primero a matar humanos-
—Pero los
humanos están muriendo. ¿No piensas en las vidas de los humanos muertos cuando
se salvan las de las brujas?
—No teníamos
más opción, ¡¿o no?! Así es la guerra. ¡Los seres humanos no han dejado de
matar a las brujas, así que no tenemos más remedio que matar a los humanos a
cambio!
—Pues bien,
¿puedes decir definitivamente que no estás matando a seres humanos que no sean
los que han matado brujas? ¿Que no has seguido una falsa justicia? ¿Creéis que
vosotros mismos y sólo vosotros sois justos? ¡Por eso comenzó esta guerra!
Esas fueron
las mismas palabras que le dije a Albus hace un tiempo. La guerra comienza con
la venganza por un acto de venganza. Nos
sentimos de la misma forma, ¿no es cierto, Trece? Pero sería cruel tratar
de hacer que un niño entienda eso.
1.- Bajarse del caballo =
Dejar de creerse importante.
2.- Originalmente decía “Porque
soy una bestia”, pero dado su odio a los caídos y su deseo de ser humano, creo
que eso queda mejor.
3.- Posteriormente se vuelve a mencionar, les recomiendo
buscarlo en Google-san. :v
No hay comentarios:
Publicar un comentario