Capítulo 4: Trece.

Parte 5:
¿Quiere que lo siga? ¿Cómo espera que haga eso? Es un ratón que habla, por el amor de... esto es demasiado espeluznante.
Mientras estaba pensando, noté que el ratón me miraba delante de la puerta, esperando. Su mirada inquietante no debía ser subestimada. A pesar de ser un ratón, parecía estar ordenando que me diera prisa y abriera la puerta.
—Ah… ¡Qué demonios! ¡¿Qué puedo perder?! –Rugí molesto y empujé la puerta, manteniéndome un paso por detrás del ratón.
Salimos de la habitación y nos dirigimos por un pasillo hasta que llegamos a un patio.
Al levantar los ojos para mirar el castillo, pensé que se parecía a una gigantesca masa rectangular de piedra.
No tenía dudas de que era una fortaleza casi inexpugnable. Sus murallas eran obras maestras de albañilería, y las grietas de sus murallas estaban reforzadas con alabastro. Desde las esquinas de la fortaleza se levantaban cuatro torres de considerable altura, lo que daría lugar a ventajosos puntos de observación durante tiempos de guerra.
Si se me encargara derribar esta ciudadela, seguramente derramaría una lágrima.
En parte por costumbre, examinaba posibles rutas de invasión mentalmente mientras corríamos a lo largo de las murallas y nos dirigíamos detrás del fuerte, luego vi una puerta de madera desgastada en la pared del castillo. Parecía que tras la puerta estaba el interior de la ciudadela. El ratón pasó por debajo de la puerta, que se abrió fácilmente al tocarla y, al avanzar por el portal, vi una escalera descendente iluminada por antorchas. Viendo mi vacilación ante la idea de ir por el túnel, el ratón chilló de impaciencia.
— ¡Si, ya lo sé! ¡Ahora mismo bajo!

Como me imaginaba, Trece estaba esperando en el sótano. ¿Ya estaba yo en el punto donde podría esperar estas cosas?
No se trataba de la amplia cámara subterránea a la que habíamos sido convocados, sino de una normal, aunque estoy un poco reacio a calificarla de "sala de estar".
Había muchas estanterías repletas de libros y un montón de papeles, en medio de aquella sala parcialmente desordenada y ordenada, se hallaba sentado en una silla Trece, rígido, muy parecido a un hechicero malvado.
El ratón se metió en la cámara, se arrastró hasta el hombro de Trece, se comió unas migajas de pan y salió corriendo a otro lado.
— ¿Era la primera vez que ves a un familiar?
Trece miró con ojos algo soñolientos al ratón.
—Perdón por asustarte. Fue mi error tratarte como a un hechicero.
—Oh, si… está bien… ¿Puedes controlar animales?
—Mientras sean mentalmente inferiores. –Respondió Trece brevemente. Se puso de pie como si le costara mucho esfuerzo.
—Has sido de mucha ayuda para Zero. Te he llamado aquí, porque creo necesario recompensar tus esfuerzos… Ten, toma esto.
Trece alcanzo un objeto situado encima de la mesa, y me lo ofreció.
…Era un frasco pequeño. No había nada especial en el, tan solo una botella cilíndrica tapada con un corcho.
—Esto es…
—Yo lo llamo poción mágica. Es una aplicación de la magia de Zero. Es una solución compuesta por las ofrendas y los métodos necesarios para la magia, disuelta y sellada en aceites vegetales.
—Explícalo para que un tonto lo pueda entender.
—Si destapas la botella y derramas el contenido, la magia sellada en el surtirá efecto.
Mi mandíbula se cayó de asombro. Eso significa… dicho de otra forma, que…
— ¿Con algo como esto cualquiera podría usar magia? ¿Incluso yo?
—Correcto. Cualquiera podría.
Mis ojos estaban a punto de salir de sus orbitas por la sorpresa. No acepté la botella de Trece, pero simplemente la miré en su mano.
Viendo mi asombro, Trece continúo.
—No es algo por lo que emocionarse tanto. En este momento, soy el único capaz de hacerlo. Continué mi investigación mientras buscaba el libro, y tarde diez años para terminar esta creación. Si tuviera que mantener esto en secreto, incluso puede ser que nadie en los próximos cien años sea capaz de desarrollarlo. Además, este es un medicamento mágico inofensivo.
— ¿In… inofensivo dices?
—Borra los efectos de la hechicería.
De repente sentí una especie de afinidad con el contenido de la botella, y la tomé de la mano de Trece.
— ¿Por qué de la hechicería y no la magia?
—La magia es una forma simplificada de brujería. En esencia, sigue dependiendo del poder de los demonios. En otras palabras, el contenido de esta botella puede anular la magia y la brujería. Por ejemplo, si estas atrapado en un círculo mágico, la poción mágica le haría perder su poder…
Trece me miró con unos ojos desalmados.
—Y si tienes ese cuerpo, podrías volver a ser humano.
Lentamente, comprendí el significado detrás del "regalo" de Trece.
—Tú entiendes bien el contrato entre la bruja y yo, ¿no?
—Puedo imaginar lo que además del dinero podría hacer que un caído como tú, que tiene miedo y desprecia a las brujas, trabaje para una.
— ¿Estás realmente seguro de darme esto? Si lo haces, no tendría ninguna razón para quedarme como su mercenario.
—He dicho que te recompensaría. Resumiendo, quiero decir: abandona el castillo en este instante.
— ¿…Qué? ¿Qué significa eso? No tienes derecho a despedirme.
—Te digo que huyas. Zero es una bruja terrorífica. Puedes haber sido engañado por su belleza, pero ella no es alguien a la que tú puedas acompañar y estar a salvo.
—Cómo puedes ver, estoy perfectamente. Eso y que ella misma me dijo que no estaba interesada en mi cabeza.
— ¿Has pensado alguna vez porque?
Parpadeé.
¿…Por qué Zero no quiere mi cabeza?
—Cuando Zero inventó la magia, ella convocó a lo que podría ser llamado el demonio de más alto rango que hay, y aprendió los nombres de una gran cantidad de demonios. Al convocar a un demonio tan poderoso, ¿qué crees que Zero usó como ofrenda?
— ¿Me estas preguntando-?
Trece se me quedo mirando, como si me dijera que dejara de hacerme el tonto.
Me froté el cuello distraídamente.
—No creo que te consideres una existencia especial para Zero, ¿verdad? Para Zero... no, para todos los hechiceros, cada persona o cosa aparte de ellos mismos no son más que objetos para ser usados y gastados. La única razón por la que todavía estás vivo y respirando hoy es porque tienes un uso que te obliga a permanecer así. Una vez que el uso expire, te convertirá en un mero aparato para su uso en la brujería.
¿Realmente ella me necesitaba?
Si ella no me necesitase, ¿qué es lo que Zero… que es lo que la bruja haría conmigo?
Trece me había mostrado claramente las respuestas a esas preguntas, presentándolas como hechos obvios.
A veces, Zero mostraba una expresión helada. Los escalofríos recorrieron mi espalda cada vez que oí a Zero murmurar "Estoy disgustada" con ese tono sin emoción.
No, pero aún… yo confiaba en mis habilidades y decidí acompañar a Zero.
—Si esa mujer era realmente peligrosa, un caído como yo nunca se quedaría a su lado. Somos mucho más sensibles al peligro que las personas.
Trece negó con la cabeza en silencio pero de forma contundente. Me sentía inquieto, como si me estuviera llamando ingenuo. Como si yo ignorara algún error obvio que había cometido.
—Las brujas poseen el poder de seducir a los demás, y pueden fácilmente torcer los instintos de las bestias para hacer verlas como personas benévolas. Viste los ojos de Zero, ¿no? La primera vez que la viste, dondequiera que fuera.
Lo hice.
Fue cuando Zero, Albus y yo nos conocimos… cuando vi por primera vez a Zero usar la magia para repeler a Albus. Había pensado que era sorprendentemente hermosa, y estaba fascinado por su rostro. Me quedé mirándola a los ojos, pensando en lo extraños que eran. No me había dado cuenta entonces de que esos eran los ojos de una bruja.
Hmm, así que era por eso que no había sentido ningún miedo cuando Zero me dijo que ella me haría ser su guardia. Había sido manipulada por ella desde el principio.
—Cuando lancé mi ataque contra ella en la cámara subterránea, actuaste como si fuera natural protegerla. Fue entonces cuando me di cuenta. Estabas cautivado por Zero y bajo su control. No había forma de que un caído, un guerrero en alerta, como tú, saltara a la defensa de Zero. Todavía hay tiempo. Pero esa agradable sensación que ganas de acompañar a Zero pronto se convertirá en un servilismo instintivo. No sé cuánto tiempo has pasado con ella por el camino... pero lo has visto por lo menos una vez, sospecho.
¿Ver qué? Estaba a punto de preguntar cuándo me acorde. El dueño de la tienda de segunda mano que se puso a su servicio alegremente y habría lamido el barro de sus botas si pudiera.
— ¿Quieres convertirte en algo como eso? No hare nada para detenerte si así lo deseas. Hay muchos que se postrarían ante ella. Incluso en nuestra cueva, era extraordinaria.
— ¡¡No me jodas!! ¡¿Quién haría algo como eso por una bruja?!
Los labios de Trece se curvaron ligeramente. Tal vez estaba sonriendo.
—Zero debe estar interesado en ti por esa misma actitud que posees. Sí, para Zero, tú eres...
…una mascota única.
Por alguna razón, las palabras de este hombre pesaban en mi pecho.
La gran cantidad de elogios que Zero me había ido soltando. Cómo había dicho que le gustaba. Que ella quería que permaneciéramos juntos. Me di cuenta ahora que había dicho esas cosas porque no me veía como un ser humano en absoluto. Se sentía exactamente como ella me amaba como lo haría con un gato.
Sentí que me apretaba la garganta. El área debajo de mi lengua tenía un sabor extrañamente amargo.
—Sin embargo, ella es una de mis compañeras de estudio. Zero es el último y único de mis compatriotas, y te agradezco que la hayas guiado por todo este camino. Por eso debes huir. No puedo ayudarte más que esto, pero...
Trece me entregó un permiso de viaje. Había venido a Prasta sin pasar por la entrada de la ciudad, gracias a la invocación de Trece, así que si no tuviera esto conmigo, entonces habría problemas cuando tratase de irme.
—No, esto es suficiente. Estoy en deuda contigo.

Me apresuré a volver a mi cuarto y metí la botella en mi bolsa.
Ahora que lo pensaba, me sentí perturbado por mucho de lo que Zero había dicho en el pasado. Incluso cuando ella me había contratado para ser su guardia, ella había dicho: "No tomaré tu cabeza, como un guardia necesitaras tus extremidades." Eso significa que una vez que ya no me necesitase como guardia, o si ella se cansaba de mí, ¿me cortaría la cabeza…? ¡Esto era jodidamente serio!
Encima de eso, no podía seguir involucrado con las brujas. Era una devastadora y bella mujer, pero valoraba mi vida por encima de los deseos de la mitad inferior de mi cuerpo. Lo que yo quería de Zero también estaba en mi poder. Considerando todo esto, ¿por qué tengo que quedarme aquí? Yo era un hombre que iba a cenar en el mundo cualquier día [1]. Si pudiera volver a ser un ser humano y vivir mis días sin ser perseguido por brujas, entonces no me importaba si habían sido o no aniquiladas.
Ah sí. Me gustaría volver a mi país. Mis viejos padres estarán probablemente sirviendo tras la barra incluso ahora. Hace más de diez años que no los veía. Tal vez ni siquiera creyeran que yo era su bestia caída una vez que me convierta en humano, pero ya me preocuparía por eso cuando llegase. Incluso estaría bien como sólo un viajero errante trabajando para mantenerse. Eventualmente, me pondría encontrar a una chica linda. Demonios, incluso estaría bien si ella no fuese atractiva. Una mujer fuerte y persistente sería buena. La clase de mujer que sería capaz de defenderse contra mí.
Quisiera tres hijos o más. Cada día seria ocupado, duro e irritante. Nos meteríamos en discusiones y nos gritaríamos. Quiero ese tipo de vida. Puedo ser humano de nuevo. Puedo ser humano. Y como humano, podré vivir.
¿Cuántas veces he soñado con ese sueño hasta ahora? Salí de mi habitación y me congelé en el sitio.
— ¿…Estas preparado para viajar, mercenario? ¿Sin mí?
Zero estaba de pie ante la puerta. Sorprendentemente, no grité del susto.
Con una expresión extraña, Zero actuó como si todo esto fuera una coincidencia y me miró.
—Si te vas, entonces estabas planeando llevarme, ¿no? Eres mi mercenario después de todo. Una sincronización perfecta. Trece se sintió tan preocupado por esto, que apenas podía respirar. Me voy a despedir de...
Zero dio un paso hacia mí.
Deliberadamente, retrocedí un paso. Zero hizo una pausa ante mi extraño comportamiento.
—…Mercenario, ¿ocurre algo? ¿Por qué estás tan callado?
Esta actuación de confusión… no está mal bruja.
¿Cómo lo sabía? ¿Estaba observándome todo este tiempo para asegurarse de que no me escaparía?
— ¿Por qué me miras así? Sólo quiero salir un poco. Hoy es el día de la diosa de la semana, y he oído que hay artistas haciendo un espectáculo en la plaza del pueblo. Me gustaría ver de qué se trata todo el alboroto. Vamos a-
Sin esperar a que terminara, empuñe mi espada.
Tenía que alejarme de esta bruja. De lo contrario, solo me esperaría la muerte. Aunque no creía que pudiera ganar contra su intelecto... Miré alrededor para buscar una ruta de escape. ¿Debería volver a mi cuarto y saltar por la ventana? ¿Debería tomar a la bruja por sorpresa y empujarla fuera del camino? Esta era una cuestión de vida o muerte.
—Ah… con que de eso se trata.
La bruja, que me había estado mirando con evidente confusión, hizo inesperadamente una cara que parecía una sonrisa. Sin embargo, fue bastante amarga para ser una sonrisa.
— ¿Te engañó Trece? Una actitud diabólica como siempre. Él fue capaz de tomar a mi mercenario tan fácilmente...
¿De qué mierdas estás hablando? Tú eres la única que me ha estado engañando.
Mientras la miraba frunciendo el ceño, la bruja abría abruptamente los ojos.
Mierda. Esos ojos… si los miro…
—Tú… ¡¡Idiota!! –Gritó Zero. Instintivamente me tapé los oídos. De alguna manera, ese delgado cuerpo hizo este temible ruido. Zero avanzó hacia mí, y chasqueó los dedos ante mis ojos.
Inmediatamente, sentí como si hubiera despertado de un sueño. La urgente necesidad de salir del castillo y escapar de Zero desapareció en ese instante.
— ¿Qué te ha hecho dudar, mercenario?
—Um… uh…
La última parte de lo que dijo, fue pronunciada con una voz tensa. Sin verle temblar el puño, nunca hubiera imaginado esto de la espléndida y digna Zero que conocía.
Zero me fulminó con la mirada, apretando los dientes como si estuviera reteniendo algo. Era un comportamiento como el de un niño tratando de contener sus lágrimas.
—Yo…
— ¿Te dijo Trece que yo intentaría matarte?
Me asusté, pero no dije una palabra.
…Sentía como si me estuviera preguntando si la había traicionado. Incapaz de soportar el peso de su mirada, me volví para mirar mi cama.
—Y tú… ¿tú creíste en sus palabras? No importa cuánta hechicería esté atada dentro de ellas, las palabras sólo tienen el poder de nutrir las semillas de la duda. El fuego no puede nacer sin chispas. Esto significa, en otras palabras, que estabas lleno de dudas… hasta ahora… ¡hacia mí! Si vas a dudar de mí, ¡¿por qué formamos un pacto en primer lugar?!
Sentí como si estuviera a punto de estallar para decir algo. El único problema era que no sabía qué decir. Las palabras se me atascaban en la garganta, y parecían casi obstruir mi tráquea.
—Juré, mercenario. ¡Juré a través de nuestro pacto de sangre no tomar tu cabeza! ¡Juré que te convertiría en humano!
Volví mis ojos a la cicatriz del pulgar de Zero. No habían pasado muchos días desde que se hizo el corte.
"…Juro, mercenario."
Recordé a Zero, apretando su pulgar ensangrentado como si fuera una cuestión de suma importancia, jurando su compromiso. No, eso también había sido simplemente un acto. Definitivamente no había sido nada más que una actuación. Ella era una bruja después de todo. Pero si eso hubiera sido sólo un acto, entonces ¿por qué Zero ahora tenía una expresión tan dolorosa… aguantando para no estallar en lágrimas?
*Suspiro* Toda la fuerza de Zero parecía abandonar su cuerpo.
—…Así que, realmente odias a las brujas.
Maldita sea, odio a las brujas. Todos quieren quitarme la cabeza.
Aunque lo pensé, ¿por qué esa voz abatida y agotada causó tanto dolor en mi corazón?
—Entonces supongo que no tenía necesidad de echarte una mano y devolverte la cordura... Así como atemorizabas a los niños, ahora que lo pienso, ¿debí hacerte lo mismo?
¿Devolverme la cordura?
¿…Estoy cuerdo ahora? ¿Qué era antes? ¿Está tratando de decir que durante mi deseo de dejar este castillo, incluso este reino, no estaba cuerdo?
Zero se dio la vuelta, girando sobre su tacón.
—Fuera de mi presencia. Debes huir lejos… de mí. No te preocupes, no te perseguiré.
—Uh…
—Este es el final de nuestra asociación. Yo no te convertiré en humano, y tú ya no tendrás que protegerme… Y en todo caso, me parece que Trece te ha dado un sustituto para mí. Adiós, mercenario. Fue agradable mientras duró.
Zero se alejó sin mirar atrás, con el pliegue del abrigo sobre ella. Luego, gracias a mis oídos sensibles, oí un susurro. Era una voz pequeña y frágil.
—No debí contratar… a alguien como tú.
Con esas últimas palabras, Zero desapareció tras doblar una esquina del pasillo… Fue una despedida rápida. Ni siquiera el sonido de sus pasos perduro.
Zero nunca se dio la vuelta, y por eso nunca le pedí que se detuviera.
Las palabras que se habían atascado en mi garganta, acompañadas por un dolor sordo, lentamente, pero de forma constante, bajaron hasta las profundidades de mi estómago.
Tal vez no sea demasiado tarde si la persigo ahora. Pero no importaba cuanto lo intentase, mis pies se negaban a moverse.
No iré a buscarla... No tengo ninguna razón para hacerlo.
Todavía permanecí durante un largo rato, lleno de un persistente malestar, en ese pasillo en el que Zero había desaparecido.


1.- Se refiere a que dejaría de ser acosado y marginado por ser un caído.

No hay comentarios:

Publicar un comentario