—Yo era el tercer hijo de una familia
aristocrática, así que era incapaz de heredar el estatus de noble, y tendría
que servir como oficial en el castillo del rey… pero mi ingenio masculino… o
debería llamarlo ahora mi instinto animal… siempre fue muy fuerte. ¿Cómo
debería decirlo...? Mientras la chica fuese atractiva, no me importaba ni un
poco su estatus social o si estaba casada o no.
— ¿…Me estás diciendo que flirteaste con la
mujer de alguno y te echaron a patadas del cuerpo de caballeros?
Cara de perro se rio a voces.
—Nah, se convirtió en una gran molestia que
terminó a sólo un par de centímetros de un duelo. El tipo de rabia que se
espera de algo como 'no codiciarás la esposa de tu prójimo'. Independientemente,
yo era un tipo tan sexy que todas las damas querían un pedacito de mí, ya me
entiendes, ¿no? Bueno, todavía tengo un buen aspecto.
Al menos espera hasta
que te vuelva a crecer el pelo para decir eso, idiota. Quería decirle eso, pero
resistí el impulso ya que no sacaría ningún beneficio al interrumpir su
historia.
—Los hombres atractivos destacan, ¿no crees?
Eso hizo mi escape mucho más difícil. Corrí hacia el bosque, y cuando me caí y
no pude ir más lejos, Solena llego y me recogió. ¿Te lo puedes creer? Siempre
había pensado que era una anciana, ¡pero era una belleza! Le supliqué que me
dejara quedarme con ella, pero me dijo que no estaba interesada en un ser
humano débil. Así que le dije que haría cualquier cosa, aunque tuviera que
convertirme en un monstruo...
—Entonces, ¿en un caído…?
—Como no me importaba nada de mi viejo
cuerpo, si me convertía en un caído, podría ser despreciado, pero nadie me
perseguiría. Además, todavía podía hacer lo que quisiera.
—Las brujas son nuestro enemigo natural.
Incluso si Solena no te atacaba, otras brujas lo harían.
—Normalmente no lo hacen. Después de todo,
pueden conseguir sus propias cabezas de caídos.
…Eso era interesante. Pero yo seguía siendo
cazado por brujas por mi propia cabeza, siendo Albus uno de ellos. Cuando le
pregunté al perro sobre el tema, continuó con su explicación.
—La cosa es que, sólo las brujas que no
pueden realizar el ritual de "la concesión de la bestia" buscarán las
cabezas de los caídos. Las personas que compran cabezas de caídos a los bandidos
son nobles, que tienen un montón de tiempo libre y una obsesión con invocar
demonios. Las brujas de Wenias han estado cazando caídos sólo desde hace un año
o así, cuando la guerra empezó a ponerse intensa, así que cuando elegí ser un caído
ese peligro no existía.
"Y yo podría
luchar contra cualquier bandido fácilmente", concluyó el cara de perro.
Así que parecía que las brujas que me habían
perseguido no eran verdaderas brujas, sino farsantes que acababan de empezar en
la hechicería y tenían demasiado tiempo libre. Así que si eso fuera cierto,
entonces Zero no tendría necesidad de tomar mi cabeza.
—Así que viví una vida despreocupada con
Solena y la señorita...
Un día, sin embargo, una plaga apareció, y
Solena fue falsamente acusado y ejecutado por ello. Su nieta estaba empeñada en
buscar venganza, y como Solena le había dicho que cuidara a su nieta,
naturalmente se había opuesto a la decisión de la nieta. Pero parecía que esta
"señorita" había dejado a cara de perro y se unió al Culto de Zero.
Ahora, el cara de perro estaba desesperado por encontrarla y había pasado este
año reuniendo información sobre el Culto con ese propósito.
—Con dinero y esfuerzo, conseguí información
de los hechiceros rebeldes… Pero, no tengo ni la menor idea de donde se
encuentra el libro que buscas. Después de todo, no es como si hubiera un
registro de adhesión al Culto.
—Menudo perro inútil…
— ¡¿Cuántas veces te he dicho que soy un
lobo?! ¡¿Realmente quieres que te explique la diferencia entre un perro y un
lobo?!
—Menudo lobo inútil… –Dije, desinteresado.
Como si el cara de perro hubiera renunciado, su cola y sus hombros cayeron.
—Bueno… la posibilidad de que 'esa persona' lo
tenga es casi cero, así que probablemente la nieta de Solena sea quien lo tenga...
— ¿Qué te hace pensar eso?
—Nadie ha visto ninguna vez a 'esa persona',
por eso lo digo. 'Esa persona' es sólo alguien que se dice que existe, y no
tiene influencia directa sobre el Culto de Zero... excepto cuando se trata de
impartir los castigos.
— ¿Castigos? ¿Cómo los ejecutan sí "esa
persona" no se muestra?
—Las brujas juran su lealtad mediante un contrato
de sangre. Lo cual significa que si incumplen su palabra de fidelidad a 'esa
persona', entonces serán completamente aniquilados. Por alguna razón ellos
definen la "lealtad" de una forma bastante vaga.
El cara de perro indicó que el Culto de Zero
estaba estrechamente atado con reglas y regulaciones.
Esto tenía que ser parte de luchar por la paz
y armonía para todas las brujas. Las brujas que no podían seguir estas reglas y
dejaron el Culto fueron los llamados hechiceros rebeldes.
—Entonces, ¿los rebeldes no son castigados?
—A veces si, a veces no. Pero, es cierto que
no reciben castigo sólo por abandonar el Culto. Un caso famoso era cuando un
pueblo que un grupo de hechiceros rebeldes
saqueo y estableció como base fue destruido. Trataron de emboscar a Trece, que
había ido a matarlos, y tomaron algunos rehenes de la ciudad, pero cada uno de
ellos fue aniquilado por el castigo de 'esa persona' antes de que llegaran a
luchar contra Trece.
Pero las brujas que atacaron La Tête, que
estaba en el corazón de la academia, no recibieron ningún castigo y fueron
aplastadas por Trece… A veces el castigo funcionaba, y otras veces no. Si que
era un contrato ambiguo.
Una vez que se enteraron de que podrían
romper un poco las reglas sin consecuencias, los idiotas harían toda la mierda
estúpida que quisieran con el libro hasta que realmente fueran castigados. Si las
condiciones del contrato de sangre fuesen algo como "destruir a esta
persona si él o ella deja el Culto", entonces no habría hechiceros
rebeldes.
—Desde el principio a Solena no le gustó ese
Culto de Zero. Ella decía que "La
magia es un medio asombroso para alcanzar un objetivo, pero esa manera de
enseñar es incorrecta". Poco después, fue quemada hasta morir por 'esa
persona'.
— ¿Qué?, espera un segundo. ¿No fueron los
aldeanos asustados por las plagas los que quemaron a Solena en la hoguera?
— ¿Y si esa plaga fue causada con brujería?
Mis ojos se abrieron al escucharlo.
—Alguien provoco la plaga usando brujería.
Eso es por lo que Solena la suprimió con brujería. Le tendieron una trampa. Era
evidente que si Solena usaba brujería en esa situación, los aldeanos cometerían
el error de inculpar a Solena en su lugar. No hay pruebas de que 'esa persona'
lo haya hecho, pero eso es lo que pienso.
No sabía si su corazonada era cierta o no.
Pero si era correcta, entonces 'esa persona' no solo mato al maestro de Zero y
robo el Libro de Zero hace diez años, sino que también mató a Solena hace un
año.
—Yo… no pude proteger a Solena. Eso es por lo
que definitivamente debo encontrar a la señorita. ¡Tengo que protegerla!
*Pop*, la fogata
chasqueaba, y las brasas flotaban en el aire.
Nunca oí hablar de caídos aliándose, pero no
teníamos más elección. Encima del misterio sobre la ubicación de 'esa persona',
la persona más cercana al Libro de Zero era la "señorita" del cara de
perro.
Parecía que nuestros objetivos eran los
mismos… no estaba en contra de trabajar con un perro para lograr nuestros propósitos,
ya que por lo general yo anteponía lo útil a todo lo demás.
— ¿Tienes alguna pista o algo?
Llamé su atención.
—Como ya dije, estoy buscando el Libro de
Zero. Si tu 'señorita' lo tiene, entonces tengo algunos asuntos con ella. Te
ayudare a encontrarla, pero quiero el libro a cambio.
Si encuentro el libro y se lo devuelvo a esa
mujer, ¿Cómo reaccionaría ella con mi regreso? Había un noventa y nueve por
ciento de posibilidades de que se enfadase, se sintiera molesta u ofendida… en
lugar de simplemente darme las gracias. "Yo
iba a recuperarlo por mí misma, esto es asunto mío, ¿me traicionaste, y ahora
quieres volver conmigo con esto?", se quejaría quitándome el libro de
las manos.
¿Me volvería a contratar como su mercenario
si me disculpase por dudar de ella?
—…Pero esa bruja con la que solías ir… ¿Dónde
está ahora?
Sospechando que acabase de leer mi mente, me
volví hacia el perro por una aclaración.
—Ella olía un poco como la señorita. Las
brujas son difíciles de rastrear por el olfato, porque están cubiertas con los
olores de las hierbas medicinales, pero había un olor persistente que podía
sentir. Traté de asegurarme, pero me convertí en esto...
— Oh, esa cosa en ese momento...
Cuando nos topamos en la posada de Foamicaum,
se había interesado por el perfume de Zero porque le había parecido reconocer
el olor de esa señorita. Pero eso no
significa que perdieses tu pelaje por intentar confirmar lo que habías olido,
cara de perro. Fue porque tu misma existencia nos molestó a Zero y a mí, traté
de transmitir mediante mi expresión, pero estaba claro que el perro idiota no
recibió el mensaje.
—Sin embargo, yo estaba todo el rato con la
bruja… ¿No lo puedes percibir en mí?
—No, las bestias caídas huelen demasiado para
quedarse con otros olores mucho tiempo… Creo que puedo oler un poco en ti… no,
está ahí.
Cara de perro abría los ojos con gran
asombro.
—Tú, ¿dónde estuviste antes de llegar aquí?
¡Es muy posible que la señorita siga por allí!
Estuve en Prasta brevemente, y antes de eso
en la desolada La Téte. Lo que naturalmente significaba que la última vez que
había estado en contacto con mucha gente fue al volver a Foamicaum.
— Parece que tendremos que dirigirnos
a Foamicaum entonces. Probablemente tu señorita esté por esa zona.
Curiosamente, los carros tirados por caballos
que iban de Foamicaum a Prasta parecían tener más prisa este día.
Este era un camino hacia la capital imperial,
lo que significaba mucho tráfico, pero pensé que las cosas estaban más
tranquilas cuando lo recorrí ayer. Ya habíamos tenido hoy varios encuentros
cercanos con carruajes de caballos, casi chocando con algunos de ellos. Al
final, nos acercamos a los bosques, corriendo al lado de la carretera para
evitar un accidente.
—Hey hermano~.
¿A
quién te crees que le estas llamando hermano? No soy como tú, lobo con cara de
perro.
Fruncí el ceño tan fuerte como pude mientras
miraba por encima de mi hombro al cara de perro, que estaba caminando bastante
animado para alguien con un agujero en su abdomen.
— ¿No hay alguna forma de hacer que me crezca
antes el pelo? Tal como estoy ahora las damiselas se reirán de mí al verme. Es
incomodo como me roza la ropa contra la piel. También sopla mucho el viento y
hace frio. En serio.
—Ya ya, yo no puedo hacer nada sobre eso, ¿o
sí? Vete a preguntar a una bruja, no a mí.
— ¿El de la fortaleza de la capital? ¡¿Quieres
decirme cómo?!
— No sé. Si invitan a una
comida, podrían ayudarte.
— ¡¿Podrías por favor tomártelo en serio?! –El
cara de perro suplicaba en un tono lamentable, lloriqueando como lo haría un
perro. Había pensado seriamente que una comida sería suficiente, pero... quizá
no fuera muy lógica después de todo.
Justo en ese momento apareció en la carretera
otro carruaje moviéndose con una prisa anormal. Había murmullos de conversación
en el carro de pasajeros.
—…Una ejecución de brujas…
Escuche solo esa frase. Instintivamente, mire
por encima de mi hombro al perro que me acompañaba.
—… Dicen que va a haber una
ejecución de una bruja hoy al mediodía…
Los pelos se me pusieron de punta.
*…Coopera,
o arderas en la hoguera*.
Trece obligó a Albus a tomar una decisión. Obtener
un mayor poder y más conocimientos si se inclinaba ante Trece, o una muerte
ardiente si se negaba. No es posible,
pensé.
No puede ser… Albus. Empecé a acelerar
hasta alcanzar una velocidad de vértigo
en dirección a la capital del reino.
…A
mediodía, las ejecuciones públicas de brujas se realizan en la plaza central de
la capital.
Por la mañana de este aviso se difundió
rápidamente, y los turistas se amontonaron en la plaza. Corrí sin preocuparme
por el riesgo de que se abriera la herida abdominal del cara de perro, y ahora,
era un poco antes del mediodía, el sol se aproximaba a su cenit. Una cosa buena
de ser un caído era que al correr, mi velocidad máxima igualaba la de un carro
tirado por caballos. Yo no era rival para un caballo salvaje, pero era tan rápido
como uno tirando de un carruaje pesado.
Me metí entre la multitud, empujando a la
gente a un lado, y llegamos a una plaza llena de un mar de espectadores. Vi de
lejos que una figura que estaba atada al enorme poste que estaba en el centro.
No era posible… era Albus. Mi predicción era
correcta.
— ¡¿Qué mierdas hizo ese idiota?! ¡¿Por qué
se opuso a Trece?!
Incluso desde esa distancia, podía ver al
tembloroso Albus, capaz de desmallarse en cualquier momento. Sin embargo, su
rostro no estaba tapado. Miró abiertamente a la multitud de espectadores, y su
mirada atrajo la mía por un instante.
Se mordió los labios… Albus me había visto.
Idiota,
¿por quién pretendes hacerte el valiente? Estas a punto de morir en la hoguera.
Sera largo y doloroso. ¿Lo entiendes, maldito niño estúpido?
— Eso es... hermano...
¿Dijiste que es alguien que conoces? –Preguntó el cara de perro, jadeando por
la falta de aire cuando finalmente me alcanzo, entrecerrando los ojos.
—Es un niño, un hechicero que me atacó. Le
hice llevarnos a la academia, y fue capturado por Trece… ¡pero cuando tuvo que elegir
entre servir a Trece o morir quemado, ese idiota eligió lo segundo!
—Huuuh. Muy valiente por su parte. –Respondió
con indiferencia mientras examinaba la lejana estaca.
—…Hey hermano.
— ¡¿Qué?!
Ah
mierda, le respondí normalmente. Ahora me relacionaran con él como si fuera su
hermano, maldita sea.
—Ese chico… ¿tiene el pelo rubio?
— ¿Qué pasa con eso?
— ¿Y los iris dorados?
Eso era cierto, los ojos de Albus tenían un
color dorado. ¿Pero cómo sabia él que Albus tenía los ojos de ese color? A esta
distancia no era posible que un caído de tipo canino… o incluso un lupino[1]
pudiesen ver de qué color eran los ojos de Albus.
—Señorita…
¿…Señorita?
¿Qué quiso decir con eso? Albus era un chico.
Iba a preguntarle, pero el silencio cayó rápidamente sobre la ruidosa plaza.
Volví a mirar hacia el centro de la plaza. Trece estaba allí.
El pliegue de su ropa parecía arrastrarse por
la plataforma, y él llevaba un gran bastón. Tenía la espalda encorvada y mostraba
una expresión oscura. El hombre que parecía el mismo retrato de un malvado
hechicero se paraba como el árbitro de la justicia en la hoguera.
—…El día de hoy, vamos a inmolar a una bruja.
La voz baja de Trece resonó silenciosamente
por la plaza. A su lado, Albus seguía atado a la viga.
El
día de hoy, vamos a inmolar a una bruja, dice. Eso es ponerlo a la ligera,
¿verdad, Trece?
—No deben sentir compasión solo porque tenga
la apariencia de un niño. Lo que deben considerar es la cantidad de humanos que
esta bruja ha asesinado hasta ahora, y cuantos más asesinara en el futuro.
Trece hizo hincapié en la palabra bruja
mientras hablaba. Comprendí su intención. Estaba diciendo a la gente que las
brujas eran algo más que humanos.
Con esto, dejarán de ver a las brujas como
seres humanos. La multitud piensa en ellos como males que merecen morir, y poco
a poco podrán animar y regodearse ante la visión de las figuras que gritan
hasta la muerte.
En cualquier época y cualquier nación,
durante tiempos de guerra, los ejércitos enemigos serán maldecidos y calumniados
como basura e insectos asquerosos que hay que exterminar. Siempre hay una trascendente
significada para la práctica. Lo importante es proporcionar una razón
incuestionable y suficiente para que estos ejércitos maten a otros seres
humanos y glorifiquen su muerte.
—Damas y caballeros, yo también soy un
hechicero. Sin embargo, no hago daño a los seres humanos con brujería, ni
tampoco condeno el acto de infligir daño a otros. ¡Nunca he querido llevar el
poder de la brujería y usarlo para seguir mi propio ego!
El aire temblaba, casi como si estuviera a
punto de desgarrarse. La voz clara y sonora de Trece, junto con sus palabras y
su postura autoritaria, despertó la atención de los espectadores y los mantuvo
perfectamente quietos.
—Damas y caballeros, yo practico la
hechicería. Sin embargo, no soy reacio a emplear ese poder para purgar a
aquellos que han aprendido la misma hechicería que yo y se han extraviado. Por
favor, quiero que todos ustedes dirijan su odio hacia esas malvadas brujas.
Deseo que todos ustedes entiendan que la hechicería no es malvada en sí misma y
que sólo existe el mal que usa la brujería.
¿Cómo podía tener el descaro de decir eso con
la misma boca que me dijo "las
brujas ven a los demás simplemente como herramientas y nada más"?
Aún más horroroso, era el hecho de que
"no había ni una sola mentira" en las palabras de Trece. Presentó
ambas declaraciones como verdaderas: que otras personas eran simplemente
herramientas para brujas y hechiceros, y que no se reprimiría al purgar a las
brujas que se habían desviado de la rectitud.
Zero dijo que Trece era habilidoso con las
palabras. Este era el poder de "hablar sin mentiras". Nacido de la
confianza de que uno estaba siguiendo la verdad, una actitud de gran autoridad
y majestuosidad. La gente se dejó engañar por este aire imponente.
¿Entonces
eso no lo convierte en un gran estafador? Parece que yo también
fui engañado de esa forma. Trece simplemente quería alejarme de Zero. ¿…Fue por
envidia? Eso es verdaderamente honorable,
¿no es así, Trece?
Apreté los molares y miré a Trece, la
admiración y la rabia se apreciaban en mi mirada.
—Damas y caballeros, yo me dedicaré a servirles.
Les juro que dedicaré este cuerpo, junto con toda la fuerza que poseo, a
defender la paz de esta nación. Juro que trabajaré para erradicar todas las
malvadas brujas de esta tierra, y protegeré este reino con el poder de los
hechiceros. ¡Para ese propósito!
Trece alzó los brazos. Los ojos de los
espectadores se movieron como uno solo hacia Albus.
—¡!
Trece se detuvo brevemente y con firmeza.
— ¡Haremos arder a esta bruja!
Un alegre rugido se alzó entre la multitud. "¡Arder, arder, arder!"
Los gritos resonaron por la plaza, como si
hicieran temblar la tierra misma. Trece, lleno de poder, alzó los dos brazos, y
brillantes llamas brotaron sobre las antorchas alrededor de la estaca. Fue
mágico. Los espectadores estaban tan emocionados como si estuvieran viendo una actuación
en el escenario. La audiencia se volvió loca al ver la magia de Trece, borracha
del poder de este justo hechicero. El saber que había un gran poder que los
protegía incitaba una alegría sin precedentes entre las masas.
Miré fijamente lo que parecía ser paja empapada
de aceite alrededor de Albus, haciendo rechinar mis dientes.
Hey
Trece, ¿realmente vas a quemar a ese niño hasta la muerte?
Hey
Zero… señorita brujas. ¿Realmente permites esto? Si él no puede ayudarte a
encontrar tu libro… si ya no es útil, ¿le dejaras morir?
Y yo
estoy aquí quieto… tan solo viendo como morirá Albus.
Pero entonces, una voz aguda dividió la plaza.
— ¡Escuchad, mis camaradas! ¡Que me escuchen
todas aquellas brujas que hayan decidido luchar por su libertad!
Aquella voz venia del centro de la plaza… la
voz de Albus, todavía atado al pilar de madera. Me sorprendió que él pudiera
reunir palabras para no burlarse, desesperarse o suplicar por su vida, aun
cuando estaba a punto de ser ejecutado por el fuego.
— ¡Hoy, este cuerpo mío será reducido a
cenizas! Como el de Solena hace un año. ¡Escuchad estas palabras, mis
compatriotas! ¡Así como su fuego se convirtió en el fuego de la señal para la
guerra, usaremos este fuego en su contra!
—…Yo soy la heredera de la Bruja del Canto
Lunar, que unió esta tierra... ¡la sucesora de la gran Solena!
La voz aguda de Albus, completamente
diferente a la de Trece, estaba llena de poder y abrumaba su entorno.
Albus era la Bruja del Canto Lunar, era la
heredera de Solena. Así que parecía que el cara de perro estaba en lo correcto.
Hey
Albus, ¿eras una chica todo este tiempo? Y encima de eso, tu abuela era Solena…
Ella ya está muerta, eh. Al igual que el mentor de Zero. [2]
— ¡Reúnanse, brujas nobles que anhelan la
tranquilidad y la paz! ¡Derrotad a Trece para lograr la verdadera armonía! ¡…Todo
en el nombre de la gran Solena!
La paja empezó a arder. Gracias al aceite, el
fuego se extendió inmediatamente a través de la paja, y comenzó a atacar el
pequeño cuerpo de Albus.
— ¡…Mercenario!
Al otro lado del furioso infierno, Albus me
miró directamente. Sus labios se movieron.
"…Salva
a Zero."
¿Eres
estúpida? Estas rodeada de fuego, ¿lo sabes? O debería de decir, ¿Cómo sabes
que puedo leer los labios a esta distancia? No hay tiempo para pensar en eso, lo
importante es qué hacer ahora. Qué hacer. Qué hacer. Correr, preferiblemente.
Pero era sólo una bruja, a las que odiaba, quien
se estaba quemando. La idiota decidió morir quemada aunque hubiera una opción
que la salvaría. ¿Por qué demonios me
estás diciendo que salve a Zero? Esa bruja rara no tiene ninguna necesidad de
mi ayuda. Ahora tiene a Trece de todas formas.
¿Por
qué dijiste que derrotasen a Trece? ¿No acabas de confirmar que el Culto de
Zero es un grupo malvado? Oh, por eso ya no llamaste a las brujas a las armas
en el nombre de 'esa persona', sino en el de Solena. Pero si lo hacías,
esperaba que te unieras a Trece y lo tuvieras más fácil.
Pero
si te negabas y elegías la hoguera... bueno, eso es lo que hiciste.
Albus,
tú… ¿Qué descubriste en la mazmorra?
— ¡Señorita! –El cara de perro gritó y salió
corriendo. Su actitud descuidada había desaparecido, y su expresión estaba
distorsionada por el miedo y la desesperación.
Ah,
esto se va a volver problemático. Si haces eso, no me dejas más opción que
hacer esto.
Antes de que me diera cuenta, estaba
corriendo y moviéndome entre la muchedumbre. Había dos caídos corriendo hacia
la plataforma de ejecución. Si yo fuera un ser humano, estaría bastante
asustado.
El mar de gente se dividía a mi izquierda y
derecha, creando un camino para mí. Nunca había atraído esta atención tan
negativa en toda mi vida, no tan corta. Te
maldigo, Albus. Púdrete Trece, cara de perro… también tú, Zero. Saqué un
explosivo de la bolsa de mi cintura, y corté su fusible más corto mordiendo
parte del cable con mis dientes. Tomando prestada la llama de una antorcha, agarré
el explosivo con fuerza.
— ¡Cara de perro, protege a la mocosa! ¡Todos
aquellos que no quieran morir, que agachen la cabeza!
Tiré la bomba contra la plataforma. Como
todos, incluso Trece, taponaron sus oídos y se agacharon, ataje entre la gente
gracias a la onda expansiva y el ensordecedor ruido de la explosión, agarrando al
cara de perro por el cuello de la ropa. El cara de perro ya tenía a Albus en
sus brazos.
En lugar de estar aturdido por el rugido de
la explosión, el cara de perro estaba alerta. Estas empezando a caerme bien, lobo estúpido.
El poste y la paja ardientes fueron enviados a
volar por la detonación y extendieron las llamas por todas partes, haciendo que
la plaza se convirtiera en una agitada colmena de conmoción. Los gritos de ira
de los guardias y los gritos de los espectadores se mezclaban y servían como una
cortina perfecta para que pudiéramos escapar.
— ¡La bruja se está escapando!
— ¡Arqueros! ¡Preparen sus arcos!
— ¡Alto, detengan el disparo! ¡…Dañaran a
Zero!
Al oír esos gritos de detrás de mí, hice una
reverencia a los guardias y a cualquier otro que se interpusiera en mi camino,
robé un carro tirado por caballos y un caballo reticente, y con eso, nos fuimos
más allá de las murallas de la ciudad.
1.- ¿Les suena canis lupus? Pues ya saben que significa
lupino :v
2.- Si no lo recuerdan, mercenario pensó que el que
tuviera el libro era el que mato a los compañeros y maestro de Zero y Trece.
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