Capítulo 5: Inmolación.

Parte 2:
Mi melancolía no duro mucho.
Capte el olor de una bestia. La esencia de un caído… la esencia de mi propia clase.
—…Si estás pensando en robarme, no tengo nada de valor.
Alzando mí voz de forma que cualquiera por los alrededores pudiera oírme, desenvaine mi espada. Había un montón de bandidos que acababan de salir en este momento. Ni siquiera mi situación financiera sería su motivación. Era extremadamente difícil matar a un caído, a menos que tuvieran éxito en lanzar un ataque sorpresa, e incluso si tuvieran cómplices, todavía había una gran probabilidad de que los otros serían los que acabasen recibiendo una paliza. Sin embargo, en cuanto a por qué alguien asumía ese riesgo y atacaba a un caído, una posible razón podría ser decapitarlos y vender la cabeza a una bruja, mientras que la otra…
—Todo lo que tienes que hacer es dejar que te mate y me marchare.
Podría ser buscar venganza.
Cuando vi salir de detrás de un árbol un rostro sin pelo, no pude evitar hacer una mueca.
Recordé. Era el perro al que Zero le quitó la piel en la posada.
—Hey, lo estás malentendiendo. No es mi culpa que acabases totalmente rapado, ¿entiendes?
— ¡Como si me fuera a creer eso! ¡No pienses que me puedes engañar!
No fui yo, lo hizo Zero, ¡Zero! Mientras repetía eso mentalmente, seguí haciéndome el tonto.
—Digamos que fue así.
Levanté mi espada sobre mi hombro y miré hacia abajo a la cara del perro. Yo era mucho más grande que él.
— ¿Qué vas a hacer, cara de perro? ¿Quieres pelear conmigo?
Verás, no voy a pelear.
Los caídos tienen un gran sentido de atención con sus alrededores. Por eso las emboscadas normales nunca tendrían éxito contra nosotros.
Sin embargo, con un caído justo delante de mí, mostrando un gran instinto asesino, era de esperar que mi guardia trasera fuera menor… Y así era.
Un instante después, una flecha de luz atravesó mi torso desde atrás, y abrí los ojos por la sorpresa.
— ¡Qué demon…!
Eso fue magia… [Staim]. Así que tiene que haber una bruja cerca. Era imposible saber si era uno del Culto de Zero o un hechicero rebelde, pero al ver la cara maliciosa de ese perro bobo, comprendí la situación.
—Tú bastardo… ¡Me vendiste, maldito imbécil!
El cara de perro probablemente fue atacado por una bruja buscando cabezas de caídos y les dijo que él les ayudaría a atrapar uno aún más rara a cambio de su vida. Los caídos de tipo canino tienen un olfato increíbles. Podía imaginarme que me había rastreado, habiendo olfateado mi olor antes, y condujo la bruja hasta mí.
Empecé a gritar de rabia, pero fui silenciado por lo que pasó después. El perro sarnoso, a quien había estado gritando, tenía una flecha de luz atravesando su abdomen. En un instante, su rostro sonriente fue deformado por una expresión de agonía. Se cayó sobre sus manos y rodillas, y tosió sangre roja oscura.
Un aullido de dolor siguió poco después.
Tuviste la intención de venderme, pero acabaste siendo capturado también. ¿Vas a seguir sonriendo, hijo de perra?
—Falló… ¡todavía sigue de pie!
Un estridente y femenino grito de asombro sonó detrás de un árbol cercano.
¿Debería correr por ella, o debería pelear? Me tomó un momento decidirme. Podría luchar… podría ganar. Tal vez fue el resultado de haber visto una inusual batalla entre una bruja y un hechicero, pero mi miedo a las brujas parecía haber menguado.
Saqueé un cuchillo del cinturón y lo tiré siguiendo la dirección de la voz, con lo cual oí una exclamación de dolor acompañada por el sonido de un cuerpo desplomándose contra el suelo.
Cubriendo la distancia entre mí posición y la del origen del sonido con un solo paso, sujeté a la bruja caída mientras sacaba el cuchillo clavado en su hombro y lo apreté contra su nuca. Yo era reacio a atacar a una mujer, casi hasta el punto de que me entren náuseas, pero ella era una bruja así que no podía arriesgarme y ser compasivo.
—C-cómo te atreves a hacer esto... ¡cómo te atreves!
— ¿Cómo te atreves a intentar arrebatarles la vida a otros? Es una cosa muy jodida de hacer.
Escupí en el suelo e hice una mueca. No necesitaba preguntarle qué estaba tratando de hacer, ni por qué estaba tratando de matarme. El hecho de que ella era una bruja y yo un caído era explicación suficiente.
Pero esto parecía diferente a lo normal. No me importaba tanto que me cazasen por mi cabeza en este momento, pero para soportar las palabras de Zero… estaba un poco disgustado.
En la oscuridad de la noche, mi atacante, que me miraba con pánico y odio, parecía un ser humano normal. A menudo se decía sobre no juzgar a una persona por su apariencia, pero esas miradas se adaptarían al trabajo que la persona eligió. Aquellos que eran bandidos tenían caras que gritaban "bandidos", y Zero, Albus, así como Trece tenían un cierto aire único para las brujas.
Sin embargo, ésta no lo tenía. Parecía tener veinte años, tal vez veintitantos, y emanaba un aire más parecido al de una mujer trabajadora que vende ropa vieja en el mercado.
Albus dijo que mientras uno quisiera, podría aprender magia. Así que parecía que ella lo había hecho.
Sin embargo, su determinación parecía muy diferente de la de los bandidos que querían mi cabeza para sacar algunas monedas, y la de aquellos que nunca habían matado una mosca y querían mi cabeza por el poder que podrían obtener.
—Hey señorita… déjame preguntarte algo. ¿Viniste a por mí sabiendo que podrías morir en el intento? ¿Qué crees tú que podría pasar si una chica joven atacase a un caído?
—Ah… ¡N-nooooooooooo!
—No es 'no'. Yo también diría 'no' a morir. Señorita, si no estás preparada para morir, entonces no deberías tratar de matar a otros. Gente como esa solo logra acabar muerto.
— ¡Por favor no me mates! No quería... ¡No esperaba que fuera así! Finalmente obtuve un poco de poder... ¡mi vida se suponía que iba a mejorar!
Así que esto fue todo. Este tipo de mendicidad por la vida siempre me llegaba.
—Lárgate… la próxima vez, te matare, ¿Me oyes?
Dejé el cuchillo y me bajé de su espalda. Cuando lo hice, soltó un grito horrible y salió corriendo hacia un matorral. Si sólo ella aprendiera de esta experiencia y llegara a ser un poco más madura... pero si ella volviera con un grupo por venganza, no tendría ni una posibilidad.
—Punto para Trece, ¿no…?
Miré a la luna y solté la tensión de mis hombros... Realmente las cosas se estaban volviendo salvajes.
El problema no eran las personas que eran brujas desde hace tiempo. Si no las normales que aprendieron magia. Los impotentes se embriagaban de poder.
Un grupo de mercenarios que perdiesen a su líder, se volverían inmediatamente en un grupo de bandidos. Lo mismo ocurría con los caballeros del reino, si la nación colapsase, se unirían a los problemáticos. Tenían que ser purgados, reunidos y gobernados, el orden tenía que ser restaurado. Con la magia era casi lo mismo. Tendría que haber leyes que gobernaran a los que la practicaban, y castigos para aquellos que violasen esas leyes. También se necesitaba gente para llevar a cabo esos castigos. El hecho de que hubiera gremios para cada profesión no era sólo porque permitían a las personas prestarse mutuamente asistencia mutua, sino también porque permitía que las personas se vigilasen unas a otras. Licencias y patentes, todo este tipo de permisos formaban parte de un sistema creado para proteger al mundo de ciertas creaciones que podían provocar el caos.
La magia como habilidad era muy poderosa, y no había un método para regular su uso. Suponiendo que el Culto de Zero tuviera tal sistema, sería como si no existiera, ya que uno podría simplemente irse si no quisiera ser castigado. De cualquier manera, la magia ya se había extendido demasiado lejos.
—No me puedo creer que ella escribiera un libro tan molesto.
Volví a escupir, y vi en mi mente a Zero mirándome con un rostro de insatisfacción.
Limpié mi cuchillo de sangre y lo devolví a su vaina, me acerqué al cara de perro, que estaba tumbado boca abajo, y empujé su cabeza con la punta de mi bota.
*Argh* gimió el chucho y me miró dolorido. Al no tener pelaje, su aspecto parecía ridículo.
— ¡¿Cómo es que estás... completamente bien?! Te vi... juro que vi... ¡¡cómo te atravesaba!!
De hecho, yo también lo había pensado, pero mi cuerpo estaba intacto.
—Supongo que no era más que una bruja de mentira.
—Ella también me ataco, ¡así que no es posible!
—Entonces no eres más que un falso mercenario. Eres un pedazo de mierda por traerme esa bruja molesta. Tuve que hacerle daño a una mujer gracias a ti. Pero al final, tú eres el que resulto herido, por lo que supongo que eres un hazmerreír ahora, ¿eh, cara de perro?
— ¡¿No te dije ya que no era un perro?! ¡Soy un lobo! ¡Dilo bien maldita sea! ¡Solena me concedió personalmente el alma de un lobo, así que es cierto!
En medio de su aullido, el cara de perro se atragantó y escupió sangre. Un agujero parecía haberse abierto en su estómago debido al hueco en su abdomen. Un caído no moriría por una herida como ésta, pero el dolor seguiría siendo considerable. Pero lo que importaba ahora no era su mala condición. Él acababa de decir…
— ¿Solena… te transformo…?
Me mostro una sonrisa de oreja a oreja. Podía decir que estaba orgulloso de sí mismo por saber algo que yo no sabía, lo cual me irritó enormemente. Considere matarlo, pero detuve ese salvaje pensamientos antes de que fuera muy lejos.
—Eres del tipo que piensa que ser un caído es debido a las fechorías de una vida anterior, ¿eh? Eso me hace reír. Si pudieras obtener un cuerpo tan grandioso como este sólo haciendo cosas de mierda en vidas pasadas, habría manchando mis manos en esta vida con tantas maldades como pudiera.
— ¿No están ya manchados?
— ¡Nada de eso!
—Pero tú persigues a mujeres normales y dices que son brujas, ¿verdad?
—Eso es sólo un subproducto de una cacería como hombre... ¡me las entregaron, así que sólo me las llevé a lo largo del viaje! Bueno... yo las escogí... pero pensé en dejarlos ir algún día...
—Así que no solo tienes un corazón de mierda, también sueltas escusas de mierda… además, eso no es lo que te pregunté. ¿Te convirtió Solena en un caído?
*Heh, heh* El auto-proclamado lobo con cara de perro soltó una risa acompañada de dolor. No tenía pelo, así que su sudor goteaba, gota a gota, en un charco de su propia sangre de color rojo oscuro.
— ¡No me convirtieron en uno, yo elegí ser un caído! ¡La gran Solena me concedió el noble alma de un lobo! ¿Qué sucede? Si tienes miedo, entonces-
El chucho parlanchín se detuvo a mitad de la frase y se abrazó el estómago, cayendo al suelo.
—A-ayúdame a cerrar este agujero del vientre… moriré si sigo perdiendo tanta sangre…
—Realmente no me importa si te mueres.
—¡¡A mí me importa!! Hey, siento lo de antes, ¿de acuerdo? ¡Pero no puedo morir! ¡Solena me ordenó encontrar a la señorita! ¡Ella desapareció, y yo la estoy buscando en este reino! ¡Lo juro!

No hay comentarios:

Publicar un comentario