No pude hacer otra cosa más que quedarme allí
sentado, con un brazo colgado en el aire y Zero pegada a mí.
La habitación estaba a oscuras, salvo por la
luz de la luna que acedia por mi entrada improvisada. Había una gran pila de
libros y quién sabe cuántas velas apagadas. Encima de una silla que parecía cómoda,
había un montón de cojines formando una especie de cama.
La cueva de la que hablaba Zero seguramente
sería algo como esto.
¿Así son… tus
sentimientos por Zero, Trece? Podía sentir la dolorosa intensidad de sus
sentimientos hacia Zero. Esta habitación era como el vientre de una madre.
Estaba oscuro, apartado y protegido, casi asquerosamente soporífero y aburrido.
Trece… ¿vas en serio?
Aunque la mayoría de brujas y hechiceros no son lo que se llama normal, estás
en un nivel completamente diferente.
—Hey. ¿Cuándo vas a dejar de llorar, señorita
bruja? Detesto ser así, pero no tenemos tiempo para lágrimas. Simplemente
vuelve a tu viejo yo de siempre, por favor.
Zero movió la cabeza hacia arriba como si
algo la hubiera sorprendido. El moco y las lágrimas que caían por su rostro
desfiguraban su belleza que incluso la luna envidiaría. Me sentía relativamente
seguro de mi propia apariencia, pero al apreciar cómo se veía era suficiente
para hacerme querer abofetear mi cara. Luego la levanté sobre mis hombros, y
lentamente, su expresión volvió a la normalidad.
—Estás priorizando tus propios asuntos...
¡aunque es evidente que estoy sufriendo! ¡Hay un límite a lo insensible que
puede ser! Compadéceme un poco más, consuélame un poco más-
—No soy un mercenario solo de nombre. He
tenido que comer delante de los cadáveres de mis compañeros. Además, dijiste
algo sobre una trampa antes, pero...
¿Qué significaba eso?
En el momento en que abrí la boca, el suelo
bajo nuestros pies se abrió. La luz y el sonido se desvanecieron
instantáneamente, y fui asaltado por la sensación de estar flotando, como si
mis entrañas subiesen hasta mi garganta. La torre se había derrumbado. No,
espera, esto era-
—Maldita sea… ¡Trece!
Ya veo. Esta era la
trampa, ¿no?
Cuando levanté la mirada, estábamos en el
mismo lugar al que habíamos sido convocados antes, la cámara subterránea debajo
del castillo. A cierta distancia, Trece estaba exactamente donde lo hizo la
última vez.
Y detrás de él había una jaula para pájaros,
aparentemente hecha a medida, con Zero encerrada en su interior.
— ¡Mercenario!
— ¡…Zero!
—Detente. Quédate donde estas y ponte de
rodillas.
Apenas había empezado a correr, al momento
seguí las órdenes de Trece, tal como las dijo, postrándome en el suelo.
— ¿Pero qué? ¿Cómo es que-?
—Te dije que las mentes superiores pueden
manipular a los animales. Los humanos también son animales, y esta cámara fue
construida para amplificar mi destreza mental. Este es mi santuario.
— ¡Mercenario! ¡¿Estas bien?!
—Mirando lo que pasa como un tonto, sigo sano
como un buey... pero maldita sea...
Desesperadamente, solo conseguí mover un dedo,
clavando una uña en el suelo. Mi cuerpo no me obedecía. Mis extremidades no se
habían dormidas, ni había perdido la sensibilidad en ellas, pero no podía
levantarme por mí mismo.
—Desperdicias el tiempo. Aquellos con ira en
su corazón, caerán ante el poder mental de otros.
Con que de eso se
trata ¿eh? Pero aún así, estaba enfurecido.
Trece dio un paso adelante. Hacia mí. Y Zero
gritó.
—Tú… ¡Treceee-! ¡No voy a perdonarte! ¡Él me
pertenece! ¡Es mi mercenario, el cual volvió conmigo voluntariamente!
¡¡Devuélvemelo en este instante!!
—Tus palabras son inútiles, Zero. Hay una barrera
sobre esa jaula donde estas. Incluso tú no podrías escapar de ella… te
lastimarás si lo intentas, así que quédate ahí.
— ¡No me des ordenes, Trece!
—Entonces, ¿qué tal si lo pongo de esta
manera? Por favor, te ruego que hasta que lo mate y libere tu espíritu, cierres
los ojos y tapes tus oídos por mí. Luego sellaré tus recuerdos sobre este
hombre.
— ¡Como si lo fuese a hacer! ¡Nunca permitiré
eso, Trece…! ¡¡Trece!!
Zero gritó y golpeó los barrotes de hierro,
sacudiéndolos y provocando un estruendo. Aunque no parecía que hubiera algo que
pudiera hacer dentro de la jaula de pájaros sin puertas, incapaz de usar magia.
Realmente no quería, pero decidí que tal vez
debería intentar la reconciliación. Chasqueé la lengua, y luché para poner mi
cara hacia arriba para hacer frente a Trece.
—Tengo que decir algo ahora, Trece. ¡Hay una
forma de deshacerse de la magia sin matar a todas las brujas! Lo que estás
tratando de purgar, como la rebelión del Culto de Zero y el caos de los brujos
rebeldes, ¡todos pueden ser detenidos si solo usas [Rechazo] en ellos! ¡Podrás
recuperar el Libro de Zero, y deshacerte de todas las brujas que han causado problemas
bajo el nombre de Zero! Y entonces, cuando Albus use la confusión resultante
para organizar a las brujas novatas bajo la memoria de Solena, los problemas de
Wenias terminarán finalmente. La existencia de la magia no sería olvidada, pero
con los esfuerzos de Albus tal vez se podría usar la magia como Zero había
esperado que fuera. –Dije sin dejar de mirar el rostro inexpresivo de Trece.
—Vine aquí para llevarla lejos para que
pudiéramos lograr eso. Así que con todo el debido respeto, debes enviarnos lo
más rápido posible... ¡Trece!
—Lamentablemente, debo rechazar. Zero no
saldrá de este lugar, ni utilizará la magia [Rechazo].
— ¿…Qué?
Estaba perplejo. ¿…Es que mi explicación no fue lo suficientemente buena? Yo creía que
Trece quería recuperar el Libro de Zero y deshacerse de aquellos que habían
estado abusando de la magia que Zero inventó. Asumí que estábamos detrás del
mismo objetivo, así que él no tenía ninguna razón para rechazarlo. Trece
tampoco era lo suficientemente mezquino, como para declinar la oferta sólo
porque no me gustaba o algo tan estúpido como eso.
—Quieres recuperar cuanto antes el libro de
Zero, ¿no? De esta forma-
—Eso no resolverá nada… De hecho si, traería
una tregua temporal al conflicto y volvería a esta nación a cómo era antes. Las
brujas se tendrían que conformar y regresar a la "coexistencia" del
pasado. Pero sufrirían una nueva herida, la de una sublevación de brujas.
Trece desapasionadamente me interrumpió.
No resolvería nada.
Simplemente regresarían a la situación anterior, teniendo que sanar nuevas
heridas.
¿…Que había de malo
en eso?
Aquellos que no querían una falsa coexistencia,
que más bien apuntaban a ganar verdadera tranquilidad para las brujas, eran
'esa persona' y el Culto de Zero. ¿Por qué Trece, alguien que luchó por exterminarlos…?
¿…estaba en contra de volver a estar como antes?
—…Exactamente, mercenario.
Zero estaba apretando los barrotes de su
jaula, con la cabeza agachada cuando oí su tenue voz.
—La meta de Trece no es ni la recuperación de
mi libro ni la resolución del caos en Wenias. Esos son meramente los medios. Lo
que él busca es la conclusión que traerán...
—Venga ya… Siempre te digo que expliques las
cosas de forma que incluso un tonto las entienda ¡¿no?! ¿Entonces qué es lo que
pretende Trece? ¡¿El motivo de que Trece saliera de la cueva no era buscar el
libro?! –Grité, mirando
furiosamente a Trece. Entonces, lo vi.
Al final del innecesariamente grande bastón
de Trece, había incrustada una brillante joya escarlata.
Esa gema… ¿no es la
misma que la del collar de Albus?
Yo no era muy inteligente. Pero puedo comprender
bien con mi cerebro cosas como conspiraciones y complots secretos, por ser un
mercenario. ¿Qué pasaría si lo que Trece quería no era poner fin al conflicto
que se derivaba del Libro de Zero… dicho de otra forma, el conflicto entre las
brujas y el reino… sino algo que produciría?
Eso significaría que Trece necesitaba la
guerra para alcanzar su objetivo.
Y aquel que robo el Libro de Zero, incitando
la guerra en Wenias fue 'esa persona'.
Además.
¿Quién demonios era 'esa persona', que robo
el Libro de Zero de aquella cueva, esparciendo la magia por toda Wenias, y que
esencialmente era una figura en las sombras… y donde se encontraba ahora?
Sentí como me empapaba de sudor. Vi que Trece
llevaba un libro en la mano. ¿Esa no es
una cubierta de ébano?
"¿Qué
clase de libro es ese que dices que puede destruir el mundo?" Le
pregunte una vez a Zero, a lo que ella respondió.
"[…] encuadernado
con ébano pulido […], con bisagras de
oro […]"
Trece poseía un libro que encajaba
perfectamente con esa descripción.
Como si hubiera estado allí desde el
principio, se podría decir.
—Hey, espera un seg… esto no puede ser… no
puedes ir en serio, Trece.
¿Y si el Libro de Zero no hubiera sido robado
después de todo?
¿Y si Trece mintiese sobre abandonar la cueva
para buscar el libro, y en realidad difundir la magia?
'Esa persona', quien mato a las brujas de la
cueva, robo el libro y dio a conocer ampliamente sus enseñanzas. Y Trece, que viajó
para perseguirlos y recuperar el libro, mientras luchaba contra las brujas de
Wenias.
No podía ser… era imposible que los dos
fuesen la misma persona ¿cierto?
—Para detener la caza de brujas por completo,
es necesario que la población piense que todas las brujas malvadas han
desaparecido.
La voz de Zero respondió. Trece miró hacia
abajo, hacia mí, todavía sin expresión alguna.
—Para hacer eso, primero hay que poner a esas
brujas en el centro de atención. Hay que entregarles poder, oportunidades, y transformar
su carbón ardiente en una gran hoguera. Y finalmente, extinguir públicamente su
llama, o la gente mantendrá su temor por las brujas.
Tras lo que dijo Zero, el discurso que dio Trece
en la plaza resonó en mi cabeza. Había proclamado en voz alta que iba a
perseguir a esas malvadas brujas por la justicia y por las personas.
—Eso es por lo que… –Zero dejaba escapar una
voz temblorosa. —Trece extendió la magia
en todo el reino, y provocó a las brujas a rebelarse por la agitación del Culto
de Zero, todo como 'esa persona'. Y ha conseguido un puesto en el castillo
imperial, actuando como el hechicero del bien con el poder de reprimirlos.
Desde el principio-
El libro nunca fue
robado.
…El bien no podría existir sin el mal. Hace
tiempo, la Iglesia estableció a las brujas como el mal, para que el pueblo
confiase en su justicia. ¿Había conseguido Trece hacer lo mismo que habían
hecho tiempo atrás?
— ¿…Todo esto fue planeado? –Pregunté
vacilante. Sin embargo, no era una pregunta sino una afirmación.
—La rebelión del Culto de Zero... el caos de
las brujas rebeldes... tú... ¡¿Tú planeaste todo eso?! ¡¡Trece!!
A pesar
de depender de las brujas, la gente de Wenias no podía aceptarlas. Esa era una clara
contradicción. Por supuesto, las brujas no estaban contentas de vivir en un
mundo así.
Sin embargo, la impresión que tenía la gente
de las brujas era mucho más amable que la de la gente de otras naciones. Era
innegable que la existencia de Solena, como un cuento de hadas, daba una
especie de tranquilidad mental.
La base de la cooperación había sido
establecida, pero también el detonante de la guerra. Por eso Trece había
escogido a Wenias para sus planes. Al extender el poder de la magia y destruir
el equilibrio de poder, crearía una oportunidad para la erupción de la
insatisfacción de las brujas. Una vez que lo hizo, pudo cazar y matar a las
brujas rebeldes bajo la bandera de la rectitud.
…Todo era por la "verdadera época de paz
para las brujas" que se lograría al final.
Un suspiro profundo y cansado escapó por los
labios de Trece.
—Planificado… supongo que se podría decir
así. Sin embargo, fueron las brujas y la gente de esta tierra quienes llegaron
a sus propias conclusiones y tomaron esas acciones a través de su propio
pensamiento consciente. No les pedí que lo hicieran.
La ausente voz de Trece carecía de cualquier
clase de tono, sonaba muy inhumana.
—Las sutiles injusticias que sufrieron
continuamente las brujas, se estaban acumulando en sus corazones… y puesto que
se permitía mantener tal agravio sin ser compensado, la mala relación nunca
terminaría. Y así, en un futuro no tan lejano, la revuelta comenzaría en Wenias.
No hice nada más que acelerar el proceso. Aquellos que querían luchar eran las
brujas de este reino. Por así decirlo, actuaron según el camino que yo había
preparado para ellas.
— ¡¿Qué camino?! ¡Eso entra en el terreno de
las conspiraciones!
Aún podía moverme con dificultad, y con gran
esfuerzo escupí en el suelo. Trece pareció no darse cuenta.
—Tengo que hacer una corrección, Zero. No
hice nada para agitar al Culto de Zero. Todo lo que he hecho es asegurar la
propagación de la magia a través de Wenias. Había un gran número de senderos
que el Culto de Zero pudo haber tomado para hacer lo correcto y coexistir con
los humanos, pero a pesar de todas las oportunidades para llegar a la paz común,
acabaron eligiendo la senda que los conduciría a su propia destrucción.
— ¿Una senda que los conduciría a su propia destrucción…?
—Sí. Al traicionar la confianza de los humanos
con la Rebelión de la Venganza, el Culto
de Zero eligió el camino del mal. Así que tuve que conformarme con el camino de
la justicia hasta que, al salvar al rey y protegerlo de sus atacantes brujas,
me había convertido en el bufón que representaba las actuaciones de justicia
que el pueblo anhelaba. Increíble... eran ellos quienes querían defender este
reino como la fuerza del bien, incluso usando el nombre de Zero en vez del suyo,
pero terminaron convirtiéndose en exactamente lo contrario. Esta es la razón
por la que la situación es ahora tan difícil, hay tantas incógnitas de que las
cosas no proceden siguiendo la lógica... diez años se han desperdiciado como
resultado de esto.
Los amplios hombros de Trece cayeron
ligeramente y suspiró, frunciendo las cejas en aparente frustración.
—Mal entendidos, venganzas, venganzas por
venganzas… el nacimiento de una nación de conflictos uniría inevitablemente el
mundo con la miseria. Zero… no tenías que ver esto. Si tan sólo me hubieras
esperado en la cueva, y simplemente hubieras aceptado el reino que yo habría
creado. Reinarías como el símbolo de paz y prosperidad, la madre de la magia, sobre
un mundo donde las brujas son reverenciadas como iconos de la rectitud y la
magia seria conocida por todos como el arte más noble.
— ¡Tonto! ¿Alguna vez fantaseé con eso,
Trece? Si hubieras pensado simplemente en volver, ¡yo habría-!
—Siempre decías que querías ver el cielo,
¿correcto?
Zero tragó saliva bruscamente. "El cielo", sonó por los labios de
Zero.
—Deseabas el mundo fuera de la cueva. Dijiste
que querías que los demás conocieran la magia del Libro de Zero, y que ansiabas
un reino donde todos pudieran vivir con comodidad y felicidad. De hecho, te advertí
que la magia era un arte que traería la destrucción del mundo. Pero aún así, te
aferraste al Libro de Zero como un sueño infantil. Por lo tanto, decidí que volvería
realidad ese sueño.
Todo había sido por la paz de las brujas... y
por eso, la felicidad de Zero…
Lo entiendo, Trece. Esto era cada vez más
y más demente.
—Ahora es el momento de crear una nueva nación,
Zero. Todo terminará muy pronto. Todo. Con las palabras de la nieta de Solena… su
nombre era Albus, ¿no? Todas las brujas que decidiesen pelear vendrán a
enfrentarme. A mí, a 'esa persona' a la cual le juraron su absoluta lealtad
mediante un pacto de sangre.
Incumplir un pacto de sangre de las brujas
significaba la aniquilación. Lo que me comentó el cara de perro apareció repentinamente
en mi mente.
"Las
brujas rebeldes trataron de matar a Trece."
"Ni
siquiera tuvieron la oportunidad de luchar antes de que 'esa persona' los
castigase."
Ah… así que era eso. Entonces, ¿este era el
camino?
Para aprender magia, era necesario unirse al
Culto de Zero, mediante un juramento de lealtad a 'esa persona' con un pacto de
sangre. Incluso las brujas rebeldes originalmente aprendieron magia con el
Culto de Zero.
Resumiendo, todos los usuarios de magia le
juraron lealtad a Trece. Por eso, cuando las brujas rebeldes intentaron acabar
con él, fueron aniquiladas por el poder de sus pactos de sangre.
Lo mismo ocurriría otra vez. Salvo que en
esta ocasión, seria a una mayor escala.
Ya podía ver el Culto de Zero y las brujas
rebeldes, normalmente enemigos, reuniéndose y uniendo fuerzas para derrotar a
Trece.
Y en el momento en que las brujas comenzasen
su ataque contra él, serían aniquiladas sin dejar rastro… Es decir, las brujas malvadas
serían destruidas enfrente de la población que temía a las brujas.
Únicamente quedaría Trece… y de esa forma, su
justicia se volvería incuestionable.
Ese era el "camino" de Trece.
— ¡…No!
Zero gritó y sacudió la jaula.
— ¡No, no, nooo…! ¡¿De verdad pretendes
acabar con todas las brujas del reino, Trece?! ¿Incluso las brujas ancianas con
su sabiduría y conocimiento cristalino? ¿Incluso las brujas jóvenes con sueños
y esperanzas? ¡¿Matarías a todas por mi bien?!
—Las únicas que morirán serán las que elijan
la violencia. Sólo aquellos lo suficiente idiotas e inconscientes como para confiar
plenamente en alguien tan misterioso como 'esa persona'… alguien cuya identidad
y paradero real son desconocidos. Tales ignorantes eran indignos de semejante
poder desde el principio. Las sabias brujas ancianas, todavía viven
modestamente y de forma discreta, esperando a que pase la tormenta.
Era la consecuencia de la irreflexión. Ellos
eran responsables de sus propias acciones. Tomaron sus propias decisiones,
lucharon por su propia voluntad, y morirían por sus propias manos.
Es verdad, realmente
no había necesidad de simpatizar con gente como esa.
Pero, Trece.
Estas supuestas verdades con las que te justificas…
no son todas convenientes para ti.
—Entonces… ¿qué pasa con Solena?
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